Las redes sociales puede afectar a nivel psicológico en la autoestima y crear adicciones o dependencia

En los últimos meses, ‘youtubers’ ‘influencers’ han compartido en sus redes sociales que acuden al psicólogo para poder sobrellevar su trabajo y los insultos que reciben diariamente por parte de los ‘haters’. Y es que estos comentarios pueden generar una pérdida de autoestima, bajo estado de ánimo e irritabilidad.

Uno de los ‘youtubers’ más famosos del momento, el Xokas, ha tenido que disculparse ante sus seguidores por haberse creado cuentas falsas para defenderse a sí mismo. No es la primera ni será la última vez que algún ‘influencer’ tiene dificultades para hacer frente a las críticas y la sobreexposición que traen consigo las redes sociales.

Pero, ¿por qué aguantan todo esto?

María Marcos, psicóloga en El Prado Psicólogos

, opina que la notoriedad que les da esta sobreexposición puede ser una de las motivaciones, el estar en el ‘top’. «Se relaciona con la espiral de exhibicionismo, necesidad de admiración, el tener que hacer algo diferente para volver a captar esa admiración».

La sensación de poder y como su actuación genera esa recompensa de admiración es otra de las razones que Marcos considera que da lugar a que se repita ese comportamiento. «Además, desde ese pedestal de influencia sienten esa sensación de impunidad, donde se banaliza al otro o le percibimos como un mero instrumento para conseguir nuestro objetivo», añade.

Al final, este ‘postureo’ se traslada a los más jóvenes y, como señala Pilar Conde, psicóloga y directora técnica de Clínicas Origen, el uso inadecuado de las redes sociales puede afectar a nivel psicológico en la autoestima y crear adicciones o dependencia.

Conde considera que Instagram es una de las plataformas de mayor uso actualmente y, por consiguiente, de mayor impacto. «Se ha convertido en una red de interacción social directa y de presentación sobre la imagen que cada cual quiere proyectar». Así, los seguidores y los likes se han convertido en la medición del éxito social y profesional.

Adobe Stock
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«La imagen que se proyecta tiene un impacto significativo en la construcción por parte de los adolescentes de lo que uno ‘debería ser’», explica Conde. Esto crea unas expectativas que no representan la realidad de la vida de la persona, lo que después puede derivar en frustración, insatisfacción, malestar emocional, problemas de autoestima y dependencia de las redes.

¿Por qué enganchan tantos las redes sociales?

Marcos expone que las redes sociales tienen una serie de estímulos visuales que generan una gratificación inmediata, lo que hace que nos enganchemos a ellas. «Ese like que recibimos produce un bombardeo inmediato de hormonas relacionadas con el placer, de dopamina».

Como consecuencia –manifiesta esta psicóloga– se ve afectada la capacidad de atención, concentración y de creatividad. Nos convertimos en ese consumidor pasivo-activo de contenido que no está ejercitando su cerebro. «Digamos que genera ese efecto de ‘ya no sé cómo utilizar el cerebro para pensar’», indica.

«Las redes sociales, como medios de entretenimiento y de comunicación, generan justamente lo contrario: menor comunicación y un déficit de habilidades sociales directas», explica Marcos. Al cerebro le cuesta más captar toda esa parte del lenguaje no verbal, los gestos, la expresión facial y la proxémica se pierde. Además añade que en un entorno ‘offline’ no se tiene tiempo de pensar la respuesta o de borrar un mensaje, lo que puede provocar una pobreza comunicativa o una intimidación sobre cómo afrontar la situación.

Marcos recomienda hacer ese ejercicio de introspección que nos ayude a reflexionar sobre esas vidas ‘perfectas’ que vemos en las redes sociales y que realmente son como obras de teatro. «Por otro lado, tenemos que aceptarnos a nosotros mismos, nuestros ‘defectos’. Atrevernos a no gustar a todo el mundo, pensar en nuestros objetivos, en qué queremos para nosotros y respetar nuestros propios derechos, opinión, voz y pensamiento».

Es importante tener esto en cuenta porque, como recuerda Marcos, ese abuso de lo virtual puede llevar a la aparición de adicciones a las redes sociales, depresión, ansiedad o problemas de comportamiento y conductas disruptivas que influyen en la calidad de vida.