En 1815, un preso recibe su libertad condicional, tras 19 años de trabajos forzados por haber robado un trozo de pan para su sobrino hambriento. Jean Valjean empieza, así, a vagar por pueblos y aldeas donde no recibe ni sustento ni trabajo debido a su condición de exconvicto. Un suceso, protagonizado por un obispo que le acogerá en su casa, le revelará el poder redentor del perdón y el amor por los semejantes. Comenzará entonces una nueva vida, marcada por la sombra del oficial Javert, su superior en la cárcel de Toulon-Digne.

 

 

 

 

Director: Tom Hooper

Intérpretes: Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway, Amanda Seyfried, Eddie Redmayne, Helena Bonham Carter, Samantha Barks

Guión: William Nicholson, Alain Boublil, Herbert Kretzmer, Claude-Michel Schönberg

Duración: 157′

Género: Musical, Drama

Estreno DVD: 24/04/2013

Público: +16

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 1

Acción: 2

Amor: 0

Violencia: 2

Sexo: 1

Crítica:

La novela que Victor Hugo publicó en 1862 se ha convertido en un clásico, no sólo por su valor literario, sino por la fuerza que algunas de sus adaptaciones a la gran pantalla han tenido (en cine mudo, con Charles Laughton en 1935, una miniserie con actores como Gérard Depardieu, John Malkovich o Charlotte Gainsbourg o la bastante definitiva de Bille August en 1998). Sin embargo, el traslado a los escenarios del teatro musical en 1985 marcó un recorrido nuevo y nada efímero a la obra del escritor francés.

Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg produjeron el álbum musical (letras y melodías respectivamente) que Herbert Kretzmer y James Fenton convirtieron en la versión anglosajona para escenarios. Cameron Mackintosh, productor del musical y que también lo es del film, ha sumado a su equipo de bambalinas a dos valores bastante seguros. Un guionista que ha logrado títulos entre comerciales y destacables (Tierras de penumbra,Nell, El primer caballero o Gladiator) y el recién oscarizado Tom Hooper. Avalado por El discurso del rey o la interesante The Damned United, Hooper tiene una sólida carrera como adaptador de piezas para la televisión: John Adams, Elizabeth I o Daniel Deronda.

Con todos estos precedentes, y con la curiosidad por ver a actores bien conocidos en la gran pantalla canturrear esas piezas tan conocidas, el proyecto cinematográfico Los miserables, el musical fue levantando bastantes expectativas. El resultado es realmente un traslado bastante fiel del libreto teatral. Todo es cantando, pero sin números coreográficos. Eso configura una experiencia bastante singular y ecléctica. Se vierten en la película unos factores importantes para el espectador de teatro, pero se obvian otros: más de dos horas y media de canciones en una sala de cine no es lo mismo que ese tiempo en un espacio donde la música y las voces suenan en directo y son protagonizadas todas por actores especialistas en el formato.

Aquí, es obvio que nadie canta mal, que unos cuantos secundarios vienen de las versiones de Londres y Broadway, e incluso algunos intérpretes sorprenden por su versatilidad, en especial Anne Hathaway. Sin embargo, habrá espectadores que quizá no aceptarán tanta mezcla de convenciones (hay cambios y evoluciones del guión que en teatro se aceptan por un simple gesto -como el enamoramiento entre Marius y Cosette- pero no funcionan igual en cine) y concepción de escenarios (la recreación de espacios bascula entre un intimismo más teatral y unas descontextualizadas recreaciones por ordenador que no resultan del todo orgánicas).

No obstante, la fuerza moral y humana que palpita en la obra de Victor Hugo -la capacidad de cambiar, la potencia del perdón, la confianza en la libertad del hombre o el abandono en un Dios que no es legalista- así como la belleza de la partitura e incluso muchas de las letras no dejan impasible al espectador. Gracias a que Hooper vuelve a rodar algunas secuencias en primer plano, dando mucho protagonismo al fondo mural como hizo en El discurso del rey, hay secuencias que cobran especial valor como “I dreamed a dream”.

Con sus peros, sobre todo de los expertos en el musical, esta versión en celuloide ofrece un relato de enorme valía a través de un espectáculo lo suficientemente poderoso como para conmover y mover; dos grandes funciones del arte.

 

 

Fuente: Lourdes Domingo (www.taconline.net)