Creador: Adam Price
Brillantez danesa
Brigitte Nyborg puede ser la primera mujer en el puesto más importante del poder político en Dinamarca. Para ello deberá entenderse con los partidos de izquierda o derecha formando un gobierno de coalición. Las negociaciones no son sencillas en una mujer que aspira a regenerar la política danesa en momentos de crisis económica, la llegada masiva de inmigrantes, la corrupción. Les suena ¿verdad?. Dinamarca es un país aparte. Con un territorio minúsculo que en el mapa casi aparece como devorado por Noruega y Suecia, apenas tiene algo más de 5 millones de habitantes. Aún así ganaron una Eurocopa en 1992 a la que acudieron invitados (no se habían clasificado) y sin llevar a sus dos mejores jugadores (los hermanos Laudrup). En el cine han aportado hasta una estilo vanguardista (DOGMA 95 creado por los directores Lars Von Trier y Thomas Vinterberg), además de cineastas de la talla de Carl Theodor Dreyer, Sussane Bier, Gabriel Axel o Bille August. En la televisión su influencia no es menor. Han logrado una gran repercusión las versiones norteamericanas de series danesas como The Bridge o The Killing. Y Borgen es la serie política más importante del siglo XXI junto con la excelente ficción de Aaron Sorkin, El ala oeste de la Casa Blanca, y la muy sobrevalorada e inferior House of Cards. Por poner dos ejemplos concreto, el escritor Stephen King eligió esta serie como la mejor de 2012 por delante de otras con mucho más renombre y presupuesto como Juego de tronos. Y en 2011 Borgen obtuvo el prestigioso premio BAFTA que otorga la Academia de Cine Británico a la mejor serie internacional del año. Toda la serie se apoya en el personaje de Brigitte Nyborg, una mujer idealista, madre de familia trabajadora cuyo marido ha aceptado encargarse de las tareas de la casa durante unos años respetando la carrera política de su esposa. En la evolución de su personaje veremos todas las tendencias de las políticas europeas contemporáneas; la importancia de los medios de comunicación y la imagen del político, los discursos contradictorios, la levedad de una democracia que pretenda ser perfecta sin apoyarse en ningún pilar sólido, el fantasma constante de los delitos fiscales, el tráfico de influencias… La serie es brillante porque el guion está a la altura de la historia con diálogos en los que hay humor, inteligencia y un cinismo del poder que no llega a asfixiar a los personajes. Cada capítulo sabe entrelazar tramas secundarias mínimas pero muy significativas relacionadas con decisiones políticas, además de ofrecer una evolución dramática de los personajes matizada y creíble. En este sentido Borgen va por delante de series políticas como House of Cards, y ya no digamos Scandal, que acaban tejiendo una telaraña exageradamente maniquea y sexualizada, más cercana al culebrón de clase B que al genero político de primera línea. Cada vez es más normal encontrarse a Borgen en los temarios de asignaturas universitarias, coloquios con expertos en política nacional e internacional o entrevistas a dirigentes de las grandes potencias. Otro dato más sobre la calidad sobresaliente de esta producción danesa que en muchos capítulos se ha anticipado a la realidad política europea, y especialmente a la situación española de pactos, etiquetas y corrupción masiva.Claudio Sánchez