Las adicciones «sin sustancia» como el uso abusivo de ‘apps’ de citas o de juego ‘on-line’ crecen tras la pandemia

Su caso no es único, las denominadas adicciones «sin sustancia» o comportamentales, es decir las que no implican el consumo de estupefacientes, como son la adicción al sexo, a los juegos ‘on-line’, a las ‘apps’ de citas, a las compras, a las apuestas deportivas, o a las redes sociales (se incorporaron por primera vez a la Estrategia Nacional de Adicciones en 2018) han aumentado «de forma preocupante» en estos últimos años, según coinciden diversos expertos consultados por ABC.

Consecuencias personales

Estudios recientes indican que aproximadamente un tres por ciento de la población está sujeta a sufrir este tipo de adicción, con graves consecuencias en el ámbito personal, familiar, social, y laboral, según apuntan desde la Unidad de Juego Patológico y Adicciones Comportamentales del Hospital de Bellvitge de Barcelona, donde su responsable, la doctora Susana Jiménez, recuerda que tras la pandemia «las consultas por consumo abusivo de videojuegos se cuadruplicaron en su centro».

Los expertos establecen una relación evidente entre el uso frecuente de las redes sociales y una mayor prevalencia de problemas de salud mental. Entre las adicciones comportamentales que más tratan están las vinculadas a las aplicaciones de citas. Muchos jóvenes enganchados a estos dispositivos «ya están llegando a las unidades de salud mental», aseguran. «Tienen un efecto similar a las tragaperras, y su consumo no es casual, es buscado y basado en la ciencia gracias al refuerzo intermitente y la parálisis de elección. Engancha porque segrega dopamina generando un efecto en nuestro cerebro similar al de las tragaperras, las apuestas, y algunas drogas», explica la doctora Sandra Bravo Herrero, especialista en Psiquiatría en la Clínica Mentalia Arévalo.

Según la psiquiatra, uno de cada tres usuarios de citas se considera adicto, y entre ellos «hay perfiles más vulnerables que otros». Entre los más susceptibles señala los ‘millenials’. «Son un 125 por ciento más propensos que generaciones previas, y los hombres, un 97 por ciento más vulnerables a estar enganchados que las mujeres», dice Bravo, miembro de TopDoctors. «Tanto es así –añade– que no son capaces de desconectar ni cuando están trabajando». Las estadísticas lo suscriben. «Nueve de cada diez admiten haber utilizado una aplicación de citas en el trabajo al menos una vez», precisa la experta.

Es el caso de Sonia, que ha accedido a hablar con ABC con la condición de preservar el anonimato. «Me empecé a dar cuenta de mi adicción cuando venía de una cita que me había gustado, llegaba a mi casa, y seguía haciendo ‘match’. Era contínuamente estar en busca de algo más cuando en realidad había encontrado a alguien que me gustaba y podía encajar conmigo. Nada para mí era suficiente», confiesa la joven, que no recurrió a Tinder hasta que su pareja se rompió.

«Como la gente no podía salir, por la pandemia no podías relacionarte tanto», relata Sonia. Su ‘enganche’ a los ‘match’ fue a más sin que ella fuera consciente de que estaba traspasando una frontera peligrosa. «No fui consciente de mi problema hasta que no lo hablé con un psicólogo», dice.

«No era consciente»

Sonia ya reconoce su adicción. «Entre semana trabajo por lo que solo tengo una cita diaria, por el tiempo. Pero los fines de semana he llegado a tener hasta cuatro o cinco al día. Nunca es suficiente», admite esta joven que recibe tratamiento psicológico y asiste también a diferentes terapias.

A quienes están en su misma situación les aconseja que «se pongan en manos de un profesional que les ayude a entender cuál es su problema y sus carencias. A ella, la terapia le ha ayudado. «Sigo en tratamiento porque no es algo que me guste de mí. No es una buena sensación tener que estar todo el día conociendo a gente y sentir que nadie es suficiente», reflexiona. El coste de su adicción ha sido caro. «Me he acostumbrado a tener relaciones muy efímeras y a que ninguna llegue a ningún sitio«, confiesa Sonia. Confía en que los especialistas le ayuden a encauzar su vida.

Desde la Unidad de Juego Patológico y Adicciones Comportamentales del Hospital de Bellvitge de Barcelona, la doctora Susana Jiménez, alerta también sobre el aumento de otras adicciones comportamentales entre los jóvenes tras el Covid-19. «Las consultas por consumo abusivo de videojuegos se cuadruplicaron en 2021, pasando de representar el 3,5 por ciento del total al 15,4 por ciento«, señala la especialista y atribuye, en parte, este incremento al »fácil acceso a las nuevas tecnologías y el aislamiento que conllevó la pandemia, que hizo que, sobre todo los jóvenes, se volcaran en las redes sociales«.

Nueva ley del juego

También aumentó la adicción al juego ‘on-line’ (un 8 por ciento con la pandemia) con los más jóvenes en el centro de la diana de riesgo. La nueva ley del juego, aprobada en marzo por el Gobierno, mejora la protección de la población más vulnerable ante este trastorno al introducir restricciones específicas para los consumidores de menos de 25 años y aquellos con pérdidas constantes.

La doctora Jiménez celebra su llegada. «Este real decreto supone un avance importantísimo en la protección de los consumidores de juegos de apuesta, además de centrarse especialmente en colectivos de mayor vulnerabilidad», afirma. Advierte de cambios en el perfil de adicción de algunos pacientes tras el confinamiento. «Algunos adictos al juego presencial han pasado al ‘on-line’ ante la imposibilidad de poder salir de sus casas», asegura Jiménez. Antonio Gordillo es uno de ellos. Su adicción al juego, primero a las máquinas tragaperras, cuando aún era menor de edad, y después a las apuestas deportivas, le abocó al precipicio. Perdió a su mujer, se distanció de sus hijos y apartó a sus padres de su viaje sin control.

Tras dos intentos frustrados de recuperación; ahora ya ve la luz al final del túnel. Gracias a su paso por la Unidad de Bellvitge. Antonio ha recuperado a sus hijos y la complicidad de sus progenitores, que siempre le tendieron la mano en su tormentosa travesía. Su caso es el de otros muchos que buscaron refugio en el juego en las redes durante la pandemia. Reconoce que el punto de partida de su recuperación ha sido admitir por primera vez que tenía un problema y «tener ganas de resolverlo».