• 128 min. | Aventuras | Fantástico
• Público apropiado: Todos | Es familiar
• Año: 2019
• País: EE.UU.
• Dirección: Guy Ritchie
• Intérpretes: Mena Massoud, Will Smith, Naomi Scott, Marwan Kenzari, Billy Magnussen, Nasim Pedrad, Numan Acar, Navid Negahban
• Distribuye en cine: Walt Disney

 

 

No hay un genio tan genial

Mientras trata de sobrevivir en las calles de Agrabah, con su inseparable mono, Abu, el ladronzuelo callejero Aladdin ayuda a una muchacha en apuros, sin saber que se trata de Jasmine, hija del sultán, que recorre las calles de incógnito por un día, harta de que por ley esté obligada a casarse con un príncipe. Convencido de que se trata de una sirvienta de la heredera del trono, el chico se colará para verla de nuevo en el palacio, pero allí le capturan los hombres de Jafar, malvado gran visir, que le liberará para entrar en la Cueva de las Maravillas, donde debe buscar una lámpara de aceite.
Pese a la alta calidad media de los ‘live action’ de clásicos de animación de Walt Disney, como El libro de la selva, Cenicienta, La Bella y la Bestia y Dumbo, se esperaba poco de la reinvención de Aladdin, dirigida en 1992, por Ron Clements y John Musker. En primer lugar, los tráilers permitían presagiar lo peor, al presentar una imagen horrible de Will Smith pintado de azul, y después porque la carrera de su director, Guy Ritchie, tocó fondo con su infame Rey Arturo: la leyenda de Excalibur, su trabajo anterior.
Sin embargo, resulta ser un film dinámico, colorista y muy divertido, con brillantes coreografías musicales, que no sólo recrea muy bien los elementos del original, y su mensaje que advierte de los riesgos de la codicia y defiende el amor sincero, sino que sabe introducir muy bien canciones y subtramas nuevas. Destaca el hilarante y romántico idilio del genio con Darla, sirvienta de Yasmine que no aparecía en el film anterior. Se utilizan con mucha imaginación los efectos visuales, sobre todo a la hora de recrear al genio, y en la alfombra mágica, que parece tener vida propia. En la era del MeToo, se ha añadido un toque de feminismo, pues aquí Jasmine se rebela contra la jerarquía masculina, abogando por la igualdad, como queda subrayado con el nuevo tema musical «Speechless».
El film sigue siendo un revoltijo de elementos de la cultura árabe, aunque en tiempos de corrección política se impone que todo esté tratado con mucho respeto, y por supuesto, se han escogido actores étnicos. Éstos realizan un buen trabajo; destila talento y simpatía el egipcio-canadiense Mena Massoud, capaz de reflejar la picaresca de su personaje, conocido en España –salvo por el film de Disney– como Aladino. Está a su altura la británica de origen indio Naomi Scott (Jasmine), o el holandés-tunecino Marwan Kenzari, como Jafar. Pese a todo, se corona como rey de la fiesta un Will Smith que recupera su mejor forma tras años de decepciones como Focus, Cuento de invierno o After Earth. En su registro cómico, exageradísimo, el actor se mueve como pez en el agua, y logra el milagro de resistir las comparaciones con Robin Williams, que encarnó al genio en el original.