Según una experta en adicciones tecnológicas y redes sociales, «la persona que le gusta a un adolescente puede parecer perfecta en línea, pero en realidad puede haber una brecha entre la imagen idealizada y la realidad. Esto causa decepción y frustración»
Según Gabriela Paoli, psicóloga y presidenta de Nexum, cada vez hay más casos de jóvenes en consulta que desplazan la comunicación directa y real con sus iguales. «Cuando se sienten atraídos por alguien de su entorno no se acercan y se lo dicen. Eso de esperar a esa persona en la puerta del colegio es muy anecdótico, ahora el primer paso es buscarla en redes sociales y comenzar por ahí, con un contacto online. Se inicia así un periodo de inquietud a la espera de recibir, o no, una respuesta a este primer mensaje y, en caso afirmativo, iniciar una conversación».
El problema, según esta psicóloga, es que a través de las redes sociales se idealiza a estas personas por las que se sienten atraídos «puesto que en internet siempre se muestra la mejor cara de uno mismo: ven a un chico en muy buena forma física, musculoso, que juega muy bien al fútbol, que viaja, va a buenos restaurantes…, pero no ven su lado oculto, cómo es cuando se levanta, las horas de esfuerzo que suponen sus entrenamientos, todo lo que deja de ingerir por su dieta, cómo tiene de desordenada su habitación… Es decir, muestran su mejor versión y quién la ve, la idealiza, lo que lleva a fantasear con una vida estupenda que, en la mayoría de los casos, está muy alejada de la realidad».
En muchos casos ocurre también que, desde edades cada vez más tempranas (12 años) ya se dicen y hacen cosas que no les corresponde por la etapa vital que están viviendo, pero es lo que han observan que se dicen los adultos en las redes sociales. Los jóvenes lo copian. Y lo sueltan, sobre todo por la seguridad de sentirse amparados detrás de una pantalla».
El problema al conocerse en persona «es que se rompa el hechizo porque la realidad no es tan maravillosa como se muestra en las redes sociales y, fundamentalmente porque estos jóvenes que pasan tantas horas en internet, han tenido una gran pérdida de habilidades sociales a la hora de relacionarse con los demás».
Esta psicóloga explica que los adolescentes usan aplicaciones de citas como Tinder, Bumble, y específicamente plataformas orientadas a jóvenes como Discord o Yubo, aunque también ligan a través de redes sociales más convencionales como Instagram, Snapchat, y TikTok, donde la interacción constante y la publicación de contenido permiten conocer a otras personas.
«Es cierto que a mensajería instantánea a través de plataformas como WhatsApp, Messenger y los chats integrados en redes sociales facilita la comunicación continua. Pueden enviar mensajes, fotos, videos, y notas de voz, lo que hace que la interacción sea más dinámica, personal y cercana. Hay que tener en cuenta que usan un determinado lenguaje y expresiones digitales para comunicarse y expresarse. El uso de emojis, GIFs y memes es común para expresar sentimientos y mantener las conversaciones ligeras y entretenidas. Estas herramientas permiten una comunicación más rica y matizada que el simple texto».
Demostrar interés
Matiza que, además de la tradicional cultura del like, el hacer comentarios en las publicaciones o en los estados significa interactuar con el contenido del otro y, por ende, demostrar interés. Hay determinados códigos que ellos practican como dar «me gusta» a fotos antiguas puede ser una señal de coqueteo, mientras que comentar de manera ingeniosa o halagadora puede iniciar una conversación».
«Otra manera es participar en comunidades en línea basadas en intereses comunes (como fandoms de series, música, videojuegos) facilita conocer a personas con gustos similares, creando un terreno fértil para iniciar relaciones _prosigue esta psicóloga-. Hay que tener en cuenta que el anonimato relativo en algunas plataformas puede facilitar que los adolescentes se sientan más seguros al expresar sus sentimientos. Sin embargo, también implica riesgos, por lo que la confianza y la verificación de identidades se vuelven cruciales».
Asegura que los adolescentes son cada vez más conscientes de la importancia de la privacidad y la seguridad en línea. «Muchos afortunadamente toman precauciones como verificar perfiles, usar aplicaciones de seguridad y son cautelosos al compartir información personal. Sin embargo, no debemos olvidar que es una etapa en donde se desea explorar el mundo y en las que muchas veces el acceso a determinadas personas o circunstancias les llama mucho la atención. Si bien las formas, los tiempos y las herramientas han cambiado, la esencia del cortejo y la búsqueda de relaciones permanece constante. La digitalización ofrece nuevas oportunidades y desafíos, configurando una forma de ligar diferente».
¿Qué supone que ‘se escondan’ tras una pantalla para lanzar mensajes amorosos?
Tiene varias implicaciones tanto positivas (las menos) como negativas, según mi opinión como experta de adicciones tecnológicas y redes sociales. Estas son algunas de ellas: En cuanto a las positivas, puede favorecer que el adolescente tenga mayor confianza y gane en seguridad. La barrera de la pantalla puede hacer que los adolescentes se sientan más seguros y valientes para expresar sus sentimientos. La distancia física reduce el miedo al rechazo directo y a la vergüenza, lo que puede facilitar la apertura emocional.
Por otro lado, la comunicación escrita permite a los adolescentes tomarse su tiempo para pensar y redactar sus mensajes. Esto puede ayudarles a expresar mejor sus pensamientos y emociones, a comunicarse de forma más reflexiva, en contraste con la presión de las interacciones cara a cara. Pero esto también puede jugarles en contra, ya que dejan su espontaneidad y naturalidad fuera del juego, del coqueteo, y terminan por armar ‘un personaje’. Y les lleva a una implicación negativa como puede ser la falta de autenticidad.
Es más fácil crear una imagen idealizada de uno mismo en línea. Los adolescentes pueden sentirse tentados a exagerar o falsificar aspectos de su personalidad o apariencia, lo que puede llevar a desilusiones cuando se trasladan a interacciones cara a cara. Esto puede provocarle malestar y tensión, ya que sabe que de alguna manera se está engañando a la otra persona. E, incluso, llevarle a poner excusas o dar largas para quedar personalmente. Los adolescentes pueden llegar a evitar interacciones directas, lo que puede afectar su capacidad para manejar relaciones en la vida real. Es decir, pueden mantener largas conversaciones online pero evitar con mentiras y engaños verse o encontrarse.
Por otro lado, hay estudios que describen la pérdida de ciertas habilidades socio-emocionales necesarias para ligar, comunicarse de forma abierta y sincera. Con pérdida de la empatía y de la asertividad que, sin duda, son clave para iniciar y mantener una relación sana y duradera.
La comunicación online, más concretamente la escrita, carece de tono, lenguaje corporal y expresiones faciales, lo que puede llevar a malentendidos. Un mensaje bien intencionado puede ser malinterpretado, causando confusión o conflictos. De hecho, es muy frecuente, que con el tiempo, se perciba una sensación de incapacidad a la hora de ligar o conocer gente nueva.
Y otra gran consecuencia negativa que puede acarrear es la falta de conexión emocional profunda. Aunque la comunicación en línea puede ser conveniente y convincente, puede carecer de la profundidad emocional que proporciona el contacto cara a cara. Las interacciones físicas, los abrazos, los roces y las experiencias compartidas con personas son cruciales para desarrollar vínculos emocionales sólidos.
Y, por último, pero muy importante, la posibilidad de exponerse al ciberacoso o poner en riesgos la seguridad. La barrera de la pantalla puede llevar a comportamientos agresivos o inapropiados, como el ciberacoso. Además, la facilidad de compartir información personal en línea aumenta el riesgo de ser víctima de engaños o predadores.
Esconderse tras una pantalla para lanzar mensajes amorosos presenta un doble filo. Por un lado, ofrece una zona de confort y seguridad que puede facilitar la expresión de sentimientos y el inicio de relaciones. Por otro lado, puede generar una dependencia de la comunicación digital, dificultar la autenticidad y presentar riesgos significativos. Entender estos matices es crucial para guiar a los adolescentes en el uso saludable y equilibrado de la tecnología en sus relaciones.
¿Qué implica no buscar tanto ese contacto de encontrarse en persona, mirarse a los ojos, analizar las señales que le manda con la mirada, los gestos…?
No buscar tanto el contacto en persona y la interacción física tradicional tiene varias implicaciones profundas para las relaciones y el desarrollo social y emocional de los adolescentes, algunos de ellos pueden ser la pérdida de conexión emocional y social profunda.
El contacto cara a cara permite una conexión emocional más profunda a través de las expresiones faciales, el tono de voz y el lenguaje corporal. Estas señales no verbales son esenciales para entender completamente los sentimientos y las intenciones del otro, lo que facilita la empatía y la intimidad emocional.
Además interactuar en persona ayuda a los adolescentes a desarrollar habilidades sociales cruciales, como la interpretación de señales no verbales, la gestión de las emociones en tiempo real y la resolución de conflictos. La falta de estas interacciones puede retrasar o limitar el desarrollo de estas habilidades.
La comunicación en línea puede permitirles presentar una versión editada o idealizada de sí mismos, lo que puede llevar a relaciones superficiales o basadas en falsas percepciones. Las interacciones cara a cara fomentan una mayor autenticidad.
Además, las relaciones pueden quedarse en un nivel más superficial y transitorio, llevando al adolescente de una historia a otra sin poder, por ejemplo, resolver malentendidos, conflictos o tensiones.
Uno de las consecuencias más graves y que ya estamos viendo en nuestra sociedad es el aislamiento emocional y social. La falta de interacciones en persona puede contribuir a sentimientos de aislamiento emocional. Los adolescentes pueden sentirse desconectados o solos, ya que las interacciones en línea, aunque numerosas, pueden no satisfacer completamente la necesidad humana de contacto físico y emocional directo. Llevándoles a perder el interés por sociabilizar o interactuar con sus amigos, vecinos, familiares.
En definitiva, las redes sociales y las plataformas de citas pueden fomentar expectativas poco realistas y centrarse en la apariencia, en lugar de la conexión emocional genuina.
La falta de validación a través del contacto físico y visual puede afectar la autoestima de los adolescentes. La interacción cara a cara proporciona feedback inmediato y tangible sobre cómo somos percibidos por los demás, lo cual es crucial para el desarrollo de una autoimagen saludable. Y con serias consecuencia en la autoestima y confianza del adolescente.
Mencionabas que en redes siempre se muestra la mejor versión de uno mismo. ¿Cuáles son las verdaderas razones y consecuencias de este fenómeno?
Algunas de las razones pueden ser que las personas suelen compartir solo los momentos más positivos, emocionantes y atractivos de sus vidas en las redes sociales. Esto crea una imagen cuidada, selectiva y pasada por filtros que no refleja la realidad.
El uso de filtros y herramientas de edición de fotos permite a las personas mejorar su apariencia física, hacer retoques, pasar por filtros… Todo esto puede llevar a expectativas poco realistas sobre la apariencia y la personalidad de alguien.
Muchos adolescente suelen planear y preparar el contenido que publican, desde fotos hasta mensajes para causar una impresión favorable. Esto puede incluir mostrar logros, experiencias emocionantes y relaciones sociales exitosas.
Las consecuencias de esa idealización o vidas pasadas por filtros puede llevar a experimentar expectativas poco realistas. La persona que les gusta puede parecer perfecta en línea, pero en realidad todos tienen defectos y momentos difíciles que no se muestran.
Además, cuando finalmente interactúan en persona, puede haber una brecha significativa entre la imagen idealizada y la realidad. Esto puede causar decepción y frustración cuando la persona no cumple con las expectativas creadas en línea.
Idealizar a alguien también puede llevar a una relación basada en percepciones superficiales en lugar de una conexión genuina. Los adolescentes pueden enfocarse más en la apariencia y las publicaciones en lugar de conocer la personalidad y los valores reales de la persona.
La presión de mantener una imagen perfecta en redes sociales puede afectar negativamente la autoestima y el bienestar mental de los jóvenes. Pueden sentirse obligados a ocultar sus problemas y vulnerabilidades, lo que dificulta la construcción de relaciones auténticas.
La idealización de personas a través de redes sociales es un fenómeno común debido a la naturaleza de estas plataformas, que favorecen la presentación selectiva y la edición de contenido. Sin embargo, es importante reconocer que las redes sociales no muestran la imagen real y completa de una persona y que las interacciones en persona son esenciales para conocer realmente a alguien. Por esto es importante fomentar una mirada y comprensión crítica de las redes sociales, alentar y fomentar las interacciones cara a cara.
Tal vez se puede comenzar una relación, crear contactos, pero siempre es necesario dar el paso a ‘desvirtualizar’ a esa persona. Es fundamental el contacto físico y la cercanía.
¿Hay cierto desencanto después, al conocerse en persona?
Sí, es bastante común que haya cierto desencanto después de conocerse en persona tras haber idealizado a alguien a través de las redes sociales. Por esto siempre recomiendo a mis pacientes no alargar demasiado ese paso. Cuanto más tiempo es peor.
Entre las principales razones destacaría que puede darse una discrepancia entre la realidad y la imagen online, lo que lleva a una sensación de decepción. Por otro lado, la comunicación en línea puede ser más planificada y menos espontánea que en persona. La falta de habilidades sociales o diferencias en la forma de interactuar cara a cara también pueden generar desencanto.
Y por último, las expectativas formadas a partir de la interacción en redes sociales pueden ser poco realistas. La persona puede haber sido idealizada hasta el punto en que no puede cumplir con esas expectativas en la vida real.
¿Se puede querer a una persona que solo que conoce por mensajes en redes?
Sí, es posible desarrollar sentimientos de amor hacia una persona que solo se conoce a través de mensajes en redes sociales, pero es importante conocer las características y reconocer las limitaciones de este tipo de relación. Para que el amor sea más completo y realista, es crucial complementar la comunicación e interacción en línea con interacciones cara a cara y experiencias compartidas. Fomentar la autenticidad y mantener expectativas realistas son claves para desarrollar una relación saludable y genuina, tanto en el ámbito digital como en la vida real.
Creo que la tecnología permite una conexión emocional significativa, y muchas relaciones exitosas han comenzado en línea. Sin embargo, también creo que es crucial reconocer las limitaciones y los desafíos de este tipo de interacción.
¿Se quiere mejor o peor que antes?
La forma en que se experimenta el amor y las relaciones ha evolucionado con el tiempo debido a los avances tecnológicos y los cambios en la sociedad. La pregunta de si se quiere mejor o peor que antes es compleja y depende de varios factores.
El amor es algo complejo y perenne, y la manera de ligar o coquetear en la era digital presenta tanto ventajas como desafíos en comparación con el pasado. Mientras que la tecnología ha facilitado la conexión y la comunicación, también ha introducido nuevas dinámicas, herramientas y recursos como pueda poner en marcha o utilizar la imaginación y creatividad de los enamorados. La clave para amar bien en la era digital es encontrar un equilibrio, aprovechar las ventajas que la tecnología ofrece mientras se navega consciente de sus limitaciones y se valora la autenticidad y la conexión emocional genuina.