El acceso a internet por parte de los menores supone amenazas que van del ‘malware’, al ‘phishing’ o la suplantación de identidad. Crear contraseñas seguras, no responder mensajes de desconocidos y hacer copias de seguridad, son pautas que les pueden ayudar a protegerse

El II Estudio sobre Seguridad y Privacidad en torno a la telefonía móvil realizado en 2021 por la empresa de estudios de mercado IPSOS afirmaba que el ordenador portátil es el dispositivo más utilizado en casa para hacer los deberes: un 79% por ciento de los alumnos lo usa; aunque también utilizan tablets (71%). Esta realidad, más evidente tras la pandemia, de que la tecnología online se emplea —y mucho— en colegios e institutos con fines educativos, tiene una importante lectura más allá del ciberacoso: la ciberseguridad.

Los padres suelen mostrarse muy preocupados por temas como los contenidos inapropiados a los que acceden sus hijos: el ciberacoso, el sexting o el peligro a adicciones tecnológicas. No sucede lo mismo con otras amenazas como el malware —software malicioso—, el phishing, la suplantación de identidad, estafas y otros ciberataques. De hecho, un informe de 2022, titulado ¿Qué papel juega Internet en el día a día de los más jóvenes y a qué riesgos están expuestos con su uso? y publicado por Panda Security (empresa especializada en productos de seguridad) concluyó que el 66% de los progenitores no sabe si su hijo ha sufrido en alguna ocasión algún ataque a través de su móvil, ordenador o tablet.

Y lo harán teniendo en cuenta que la ciberseguridad va más allá de los controles parentales. De hecho, como afirma Eva Tarín, consultora informática y desarrollo web y CEO de Informática de cabecera, estas herramientas “permiten monitorizar las actividades de los menores en la red y también restringir el acceso a sitios no apropiados, pero no están diseñadas como barrera contra un hackeo”. A esto se le suma que niños y adolescentes intercambian dispositivos con facilidad, e incluso dan sus contraseñas a terceros sin preocuparse de lo que eso implica.

Cierto es que, como afirma Tarín, “la gran mayoría de adultos y adolescentes piensa que ya sabe suficiente. Y la realidad es que no es así. En las escuelas y los organismos públicos tenemos a nuestra disposición muchísima información sobre ciberseguridad. El inconveniente es que nos preocupa adquirirla cuando ya es demasiado tarde”. Esto sucede en un país con una alta tasa de acceso a Internet por parte de adolescentes. En concreto, el 98% de los niños y niñas de entre 10 y 15 años lo utilizan de manera habitual, aseguran desde el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI).

La formación y la educación digital son el sistema más efectivo para luchar contra los ciberataques. “Tenemos que apelar a una mayor educación digital en términos de ciberseguridad. Queremos personas adultas y también a menores con mayor capacidad crítica, que puedan moverse por la red de manera autónoma, siendo conscientes de los riesgos que esta integra y de las herramientas que tienen a su alcance para no ser víctimas de estos ciberataques. Educación por bandera, todo lo demás son añadidos de valor”, explica Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager de Panda Security.

Leire Lasuen, responsable de formación de Pantallas Amigas —organización que promociona el uso seguro y saludable de internet y otras TIC, así como el fomento de la ciudadanía digital responsable en la infancia y la adolescencia— también apunta a la importancia de la educación digital: “No podemos sacrificar el desarrollo de los menores por el miedo a los riesgos. Por eso es tan importante garantizar su seguridad mediante la educación digital”. Y va más allá: “Consideramos más relevante el acompañamiento que el conocimiento, porque el primero facilita el segundo y es condición necesaria”. Aunque reconoce que “parece que va calando la toma de conciencia, los retos que afrontamos son mayores y a edades más tempranas. Corremos, pero no avanzamos”, concluye.

Esto es lo que los menores deben tener en cuenta para sentirse ciberseguros:

  1. Crear contraseñas seguras: “Que sean suficientemente largas y que contengan caracteres de diferente tipo: números, mayúsculas, caracteres especiales… Incluir la letra Ñ en una contraseña nos da un plus de seguridad, ya que muchos softwares de fuerza bruta no la contemplan”, recomienda Eva Tarín. Y García Cano añade que “nunca deberán compartirlas con nadie más que con sus padres o tutores”.
  2. “No responder mensajes provenientes de desconocidos ni añadirlos a sus contactos”, afirma García Cano.
  3. El experto también aconseja “usar aplicaciones de seguridad que protejan tanto a sus dispositivos como su presencia en internet”.
  4. “Cuidado a la hora de autorizar el acceso al micrófono, a la cámara, a la ubicación, o a los datos del teléfono, la tablet o el ordenador cuando instalen una aplicación nueva”, es otra recomendación de García Cano.
  5. En cuanto a las compras online, García Cano afirma que lo mejor es que los niños no las hagan. Pero si se hacen, deben hacerlo “conectándose siempre a redes seguras y desconfiar de redes inalámbricas abiertas, como las de centros comerciales”.
  6. Las copias de seguridad son fundamentales para Eva Tarín:. “Contar con una, o incluso dos, de toda la información que consideremos crítica, nos puede salvar en caso de un ataque”.
  7. También es clave “tener cuidado extremo con los enlaces de emails, SMS o mensajes en redes. Ante la duda, mejor ir directamente a la página web y verificar que es real y no es un intento de fraude”, finaliza Tarín.