Un chaval negro e indigente, al que bautizan como Heathcliff, es acogido por los Earnshaw, una familia de campesinos -el padre viudo, y sus hijos Catherine y Hindley-, que vive en los páramos de Yorkshire. Aunque Hindley desprecia a Heathcliff, Catherine es su inseparable compañera de juegos, y en sus libres correrías por el campo nace un amor apasionado, que no cesa de crecer. Pero un incidente lleva a Cathy a conocer a los Linton, unos vecinos de buena posición, de los que forma parte el apuesto Edgar. Y se producirá cierto distanciamiento.

 

 

 

 

Director: Andrea Arnold

Intérpretes: Kaya Scodelario, Nichola Burley, James Howson, Oliver Milburn, Paul Hilton, Steve Evets, Amy Wren, James Northcote

Guión: Olivia Hetreed, Andrea Arnold

Duración: 128 min.

Género: Drama, Romántico

Estreno DVD: 06/03/2013

Público: Jóvenes

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 0

Amor: 4

Violencia: 2

Sexo: 0

Crítica:

Adaptación de la novela de Emily Brontë, numerosas veces adaptada al cine y la televisión, entre otros por el gran William Wyler. Una sorprendente Andrea Arnold, al que uno no esperaría ver adaptando esta romántica obra, coescribe y dirige una versión que lleva a su terreno, adoptando una óptica naturalista que encaja con su filmografía previa, pero que la aleja un tanto del original. No obstante tiene gran mérito su capacidad de condensación, pues básicamente recoge con ayuda de Olivia Hetreed los mimbres de la novela de la Brontë.

El enfoque Arnold incide en la relación casi obsesiva que liga a los protagonistas, pero la mirada es fría, naturalista y austera, con poco espacio para los emociones, algo que acentúa un reparto de actores no demasiado carismáticos, lo que conduce a que sus personajes parezca que tienen hielo en las venas. La idea es mostrar como unos y otros ven dictadas sus acciones por cierto determinismo social, sólo roto, y hasta cierto punto, por una pasión más fuerte que los convencionalismos. Falta una mirada más amplia, que conceda espacio a la libertad y el ejercicio de las virtudes, respetando, o al menos comprendiendo y aceptando, las acciones del otro.

Muchas decisiones estéticas van en la línea de configurar una historia opresiva, dura y fatalista, sin concesión alguna al sentimentalismo. Ahí está el decantarse por un encuadre casi cuadrado, de 4:3, con planos casi siempre muy cerrados, incluso cuando son generales, de paisajes, tenemos lomas y valles que se repliegan sobre sí mismos. La música está ausente, y dominan los sonidos de la naturaleza, el viento que no cesa, el ruido de la lluvia. Los colores son apagados, y en los planos abundan los elementos realistas, el lodo, los animales, las habitaciones mugrientas. Nada es idílico en el marco donde se mueven los personajes. Y no deja de ser chocante convertir a Heathcliff en africano, dar a Hindley, con su cráneo afeitado, un cierto aire de skin-head, o poner en su boca palabras groseras poco brontianas.



Fuente: www.decine21.com