Diplomacia

25 de agosto de 1944. Los aliados están a punto de recuperar París. El Gobernador Militar alemán de la capital de Francia se prepara para hacer efectivas las órdenes de Hitler, en el caso de que sus ejércitos deban abandonar la ciudad.

Los monumentos más importantes: los puentes del Sena, la Catedral de Notre Dame… y la misma Torre Eiffel están minados y listos para desaparecer. Pero esto no sucede. ¿Por qué? ¿Cómo se atrevió el General Dietrich Von Choltitz a desobedecer las órdenes del Führer, pese a su ciega lealtad al Tercer Reich? ¿Influyó en él la firme postura del Cónsul General de Suecia en París? ¿Consiguió que cambiara de opinión?

Director: Volker Schlöndorff

Intérpretes: André Dussollier, Niels Arestrup, Burghart Klaubner, Robert Stadlober, Thomas Arnold, Lucas Prisor, Marie Dompnier, Claudine Acs

Guión: Volker Schlöndorff, Cyril Gely

Duración: 84′

Género:  Drama, Histórico

Estreno: 14/11/2014

Público: +16

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 2

Acción: 1

Amor: 0

Violencia: 1

Sexo: 0

Crítica:

Con más de 20 títulos a sus espaldas, Volker Schlöndorff, premiado con el Óscar a la Mejor Película Extranjera y la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1980 por El tambor de hojalata, rememora en esta nueva cinta, basada en una obra de teatro, uno de los episodios que pudo cambiar el “skyline” de una de las capitales más emblemáticas del mundo, con un tema que Francis Ford Coppola ya incluyó en su celebrada ¿Arde París?

Por su estructura teatral, pues la mayor parte del metraje transcurre en un apasionado y exquisito diálogo entre el Gobernador Militar alemán y el Cónsul de Suecia, Diplomacia requería un cuadro de actores de gran envergadura. Y a fe que Schlöndorff lo ha conseguido con creces. Niels Arestrup y Raoul Nording logran la atención del espectador con inusual partidismo, en espera de un “happy end” que salve definitivamente del inminente peligro a la bellísima capital francesa.

El film pasa por alto de forma expresa cualquier crítica en pro o en contra de los países contendientes, ciñéndose en exclusiva a la terrorífica decisión creada por el dirigente alemán y la inteligente intervención del Cónsul sueco. Paso a paso, los minutos se van agotando mientras este último, en el intento de conseguir su beneficioso objetivo, con un discurso de gran altura, intenta convencer a su oponente de la inutilidad de su terrible acción que convertiría en ruinas todo lo que la historia de tantas contiendas mundiales había respetado hasta aquella fecha.

Sin duda alguna, Diplomacia es, salvo algunas escenas finales, “casi” teatro filmado. Pero ello no es óbice para que el espectador de cine tenga la oportunidad de ser testigo de tan extraordinaria representación entre dos grandes actores y lógicamente pueda inclinarse, desde su butaca, hacia la decisión más inteligente.
Y es que París…

Fuente: Joaquín Guitart (www.taconline.net)