En un distópico futuro cercano, Norteamérica es un páramo asolado por la radiación nuclear y en el que sólo hay una gran megalópolis, Mega City Uno, que se extiende a lo largo de su costa Este. Más de 400 millones de personas se hacinan en esta inmensa y caótica urbe, sólo controlada por los jueces, que son a la vez agentes de la ley, magistrados, jurados y verdugos. El más legendario de ellos es Dredd (Karl Urban), dedicado por entero a hacer cumplir la ley. Durante una misión rutinaria junto a Cassandra Anderson (Olivia Thirlby) —una juez novata con singulares poderes psíquicos—, investiga un asesinato en un peligroso megarrascacielos de 200 pisos, controlado por el clan de la cruel Madeline “Ma-Ma” Madrigal (Lena Headey). Pero al intentar arrestar a uno de sus principales secuaces, Ma-Ma ordena cerrar el edificio a cal y canto, y dar caza a los jueces.
Director: Pete Travis
Intérpretes: Karl Urban, Lena Headey, Olivia Thirlby, Domhnall Gleeson, Deobia Oparei, Langley Kirkwood
Guión: Alex Garland
Duración: 98 min
Género: Acción | Ciencia ficción | Cómic | Thriller
Estreno DVD: 16/01/2013
Público: Adultos
Valoración: **
Contenidos (de 0 a 6):
Humor: 1
Acción: 5
Amor: 0
Violencia: 3
Sexo: 3
Crítica:
Diecisiete años después de que Danny Cannon dirigiera y Sylvester Stallone protagonizara “Juez Dredd”, llega esta nueva versión fílmica del famoso cómic futurista, creado en 1977 para la revista “2000 AD” por el guionista británico John Wagner y el dibujante español Carlos Ezquerra. El inglés Pete Travis (“Omagh”, “En el punto de mira”) dirige bien a sus actores, se esmera en los espectaculares efectos visuales e impone un ritmo trepidante a su hiperrealista puesta en escena, marcada por una violencia extrema, rodada de un modo sugerente pero desagradable. Esta sordidez se agrava con la escasa entidad dramática y ética del guión de Alex Garland —autor de los libretos de “La playa”, “28 días después” y “Sunshine”—, que nunca logra conmover al espectador ni elevar a los personajes por encima de su condición de arquetipos. Queda así una película entretenida e impactante por fuera, pero demasiado vacía por dentro.
Fuente: Jerónimo José Martín (www.cope.es)