Emily sigue con una depresión, a pesar de reencontrarse con su marido, quien ha estado en la cárcel por estafa. Su vida no remonta hasta que su psiquiatra le receta un nuevo antidepresivo. El medicamento devolverá la felicidad al matrimonio pero pronto afloran sus efectos secundarios.

 

 

 

 

 

 

Director: Steven Soderbergh

Intérpretes: Rooney Mara, Jude Law, Catherine Zeta-Jones, Channing Tatum, Vinessa Shaw, David Costabile, Andrea Bogart

Guión: Scott Z. Burns

Duración: 109′

Género: Thriller

Estreno: 05/04/2013

Público: +18

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 1

Amor: 0

Violencia: 1

Sexo: 2

Crítica:

En su arranque, Steven Soderbergh plantea Efectos secundarios como una película de denuncia sobre el enorme poder y los intereses económicos de las empresas farmacéuticas –que prevalecen a la salud pública-, y su estrecha relación con los médicos. Este compromiso social del cineasta ya se percibe en algunos de sus títulos como Erin Brockovich oTraffic, esta última ambientada en el mundo de las drogas.

Sin embargo, Efectos secundarios es sobre todo un thriller. Soderbergh deja patente este objetivo cuando, a medida que avanza el metraje, se diluye la denuncia y, en especial, con un giro final demasiado comercial y un tanto embrollado. Recordemos que Soderbergh es el artífice de la sagaOcean’s, una de las más taquilleras.

A diferencia de algunas de las cintas más célebres del director, Efectos secundarios está rodada con pulcritud y cámara firme en consonancia con la aparente estabilidad del mundo de diseño que nos promete el sistema capitalista de las grandes urbes. Aquí una de las cuestiones más interesantes que apunta la película: un psiquiatra pluriempleado para poder tener un espacioso apartamento, cochazo y colegio privado; relaciones de pareja que hacen aguas cuando no se mantiene un cierto status; la depresión, esa enfermedad que invade a la sociedad de Occidente provista de todas sus necesidades; o los medicamentos milagro como solución a los problemas personales y sinónimo de felicidad.

Interesante película que logra captar la atención del espectador con una intriga bien llevada, a excepción de un final un poco forzado, que se conjuga con dosis de denuncia que salpican los intereses económicos de las farmacéuticas, la obsesión por conseguir, a cualquier precio, un acomodado nivel de vida y el abuso generalizado de los fármacos antidepresivos.

 


Fuente: Montserrat Bros (www.taconline.net)