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Leo (Valerio Mastandrea) es un fontanero viudo de Turín, que trabaja duramente para sacar adelante a sus dos hijos adolescentes: el solitario Elia (Luca Dirodi) —que realiza singulares investigaciones ecológicas— y la promiscua Maddalena (Serena Pintucci), cuyo novio difunde por internet un vídeo suyo de fuerte contenido sexual. Por la noche, Leo comenta sus numerosos problemas con el fantasma en bikini de su esposa Teresa (Claudia Gerini), fallecida hace años en un accidente náutico. Por su parte, Diana (Alba Rohrwacher) es una despistada artista, que espera una oportunidad y apenas puede pagar el alquiler. El propietario de su casa es Amanzio (Giuseppe Battiston), un excéntrico y cívico “sanador social”, que se hace amigo de Elia, con una cigüeña de por medio. Leo y Diana se conocerán en la oficina de Malaffano (Luca Zingaretti), un abogado arrogante y estafador, que lava los trapos sucios de diversos políticos y empresarios

corruptos. Este abigarrado cóctel de relaciones humanas es contemplado y comentado con estupor por las estatuas de diversos personajes ilustres, como Verdi, Leopardi, Leonardo da Vinci (voz de Neri Marcorè), Cazzaniga (voz de Gigio Alberti) y, sobre todo, Giuseppe Garibaldi (voz de Pierfrancesco Favino), que manifiesta sus serias dudas sobre la capacidad de los italianos para gobernarse solos.

Director: Silvio Soldini

Intérpretes: Valerio Mastandrea, Luca Dirodi, Serena Pintucci, Claudia Gerini, Alba Rohrwacher, Giuseppe Battiston, Luca Zingaretti, Maria Paiato

Guión: Silvio Soldini, Doriana Leondeff y Marco Pettenello

Duración: 109 min

Género: Comedia

Estreno: 13/09/2013

Público: Adultos

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 3

Acción: 1

Amor: 0

Violencia: 1

Sexo: 2

Crítica:

 Mostrándose a ratos costumbrista a lo Risi, Monicelli o Comencini, y a ratos surrealista a lo Fellini oBenigni, el italiano Silvio Soldini —conocido sobre todo por sus dramas—, cierra con esta película coral un trilogía de comedias, iniciada con “Pan y tulipanes”, y continuada por “Agata e la tempesta”. Ya su sinopsis revela el tono ligero pero incisivo de “El comandante y la cigüeña”, que entre gracia y gracia —muchas divertidas, algunas zafias—, plantea críticas certeras al desmadre moral de la Italia actual y del resto de países occidentales, dominados —según él— por la mediocridad, la perplejidad, la falta de referentes éticos y la corrupción generalizada, sobre todo en los ámbitos políticos y empresariales. Para ello, Soldini despliega una puesta en escena más chispeante que brillante, en la que da primacía al trabajo del amplio reparto, muy eficaz en su premeditado histrionismo. A ratos, “El comandante y la cigüeña” adopta un cierto tono ácrata y antisistema, y obvia casi por completo cualquier referencia religiosa. Pero acaba exaltando la familia, la amistad y las virtudes básicas, y logra que muchos de sus personajes resulten muy entrañables, sobre todo porque encarnan esa célebre idea, repetida en el filme por el redicho personaje de Amanzio: “Fuerte no es el que nunca cae, sino el que cae y se levanta”.

Fuente: Jerónimo José Martín (www.cope.es)