Nico Albert (David Solans) es un adolescente de extraño carácter, inteligencia excepcional y una única obsesión: el ajedrez. Carlos (Jose Coronado) y Coral (Maria Molins), preocupados por su hijo, contratan al psicólogo infantil Julio Beltrán (Julio Manrique). A través de la terapia y de la afición común al ajedrez, Julio se adentrará en el inquietante mundo de Nico y en las complejas relaciones de esta familia aparentemente modélica. Descubrir la verdad a tiempo será la única opción para evitar que la esencia del mal acabe dominando sus vidas.

Director: Jesús Monllaó

Intérpretes: Jose Coronado, Julio Manrique, Maria Molins, David Solans, Jack Taylor, Mercé Rovira, Abril García, Helena de la Torre

Guión: Sergio Barrejón, David Victori

Duración: 100′

Género: Thriller, Drama

Estreno DVD: 20/11/2013

Público: +16

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 3

Amor: 0

Violencia: 4

Sexo: 1

Crítica:

Basada en la novela Querido Caín, premiado “bestseller” de Ignacio García-Valiño, Jesús Monllaó ha iniciado su carrera como director cinematográfico con este film en el que cuenta la historia de una familia incapaz de reaccionar ante el difícil comportamiento de un hijo que se les escapa de las manos.

Escenario de alto standing, hijo conflictivo, padre muy preocupado por sus negocios, madre con escasa influencia familiar, etc., etc… En principio detalles con poca originalidad para interesar al espectador. Pues no, esta vez no es así, Hijo de Caín se inclina por una más actual manera de hacer cine con personajes de nuestra generación, con problemas de nuestro entorno, y con un “tempo” visual y una mesura interpretativa de envidiable calidad. Fotografía y banda sonora, ambas con relieves de impecable nivel, complementan el acierto de esta nueva cinta.

Jose Coronado añade un nuevo y positivo eslabón a su larga carrera como actor en un rol lleno de matices que confirman una vez más su brillante historial. Maria Molins y Julio Manrique complementan, con el adolescente David Solans, un extraordinario conjunto interpretativo en el que se nota la firme mano de un director que ya en su “opera prima” desvela un horizonte muy esperanzador.

A todas luces, son difíciles de comprender las motivaciones que condicionan el conflictivo carácter del joven Nico. Su extraña “psique” solo encuentra salida a su innegable dominio de las piezas de ajedrez. Pero en el fondo él, como una más de estas piezas, también forma parte del juego. Un juego en el que, a través de su torturada mente, muestra más satisfacción por la derrota de sus oponentes que por su propia victoria.

A veces nuestro cerebro nos marca caminos insondables, pero echando la vista atrás, las complicadas circunstancias paternas y la débil atención prestada en los primeros años también pueden motivar, a corto o largo plazo, situaciones límite de difícil resolución.

Como en la película…


Fuente: Joaquín Guitart (www.taconline.net)