El oficial y el espía (2019)

 

Falso culpable

El llamado “Caso Dreyfus” es uno de los hechos más vergonzantes de la historia del ejército francés, cuya repercusión fue mucho más allá de lo estrictamente militar y se extendió a todos los estamentos de la sociedad. Más de un siglo después, aquella vileza antisemita perpetrada contra un oficial del ejército, condenado injustamente, sigue siendo un perpetuo e ignominioso recordatorio de lo que hay que evitar. El cine vuelve sobre los hechos cada cierto tiempo, como puede verse en este film y en otros anteriores, como La vida de Emile ZolaYo acusoEl caso Dreyfus o Prisioneros del honor.

En El oficial y el espía el reputado Roman Polanski hace una impecable recreación histórica de los sucesos que envolvieron el caso. Se centra en la figura del teniente coronel Georges Picquart, quien tras la condena por espionaje y alta traición del Capitán Dreyfus en 1895, confinado a cadena perpetua en la remota Isla del Diablo, fue nombrado jefe de información en el ejército. En el curso de otra investigación sobre un posible espía que pasaba información militar a los alemanes, Picquart comprobó que se había acusado a Dreyfus sin pruebas y que los mandos militares se habían conducido con un claro antisemitismo contra el acusado. Desde su posición privilegiada como alto cargo del ejército, Picquart se propuso entonces sacar a la luz la verdad, aunque aquello le supusiera a él mismo el deshonor.

La historia del Caso Dreyfus nunca pasará de moda porque habla de cosas que siempre estarán presentes en el mundo mientras haya seres humanos: los prejuicios, el odio, la cobardía y la injusticia contra el inocente, pero también la búsqueda de la verdad, la valentía, el heroísmo y el poder de la conciencia. Con una dirección académica pero no por eso tediosa, Polanski ofrece una trama que atrapa, basada en la novela de Robert Harris (coautor también del guión), que habla de la entereza de algunos corazones y la mezquindad de otros y de cómo un hecho aislado puede dividir a una sociedad entera y mostrar su verdadero rostro, a veces vergonzoso. El ritmo no se pierde nunca y seguimos con interés a Picquart en sus andanzas, en su misión de ir uniendo piezas y encontrar pruebas, mientras visita a unos y otros personajes, militares, abogados, amigos e incluso acudiendo al cuarto poder con literatos como Émile Zola, quien tomó serio partido por Dreyfus en su célebre artículo “Yo acuso”, desencadenante social de la crisis.

La ambientación y la fotografía, casi siempre en interiores, son excelentes, así como la adecuada banda sonora de Alexandre Desplat. Y es un acierto retratar al protagonista muy alejado del maniqueísmo. Picquart no es precisamente un dechado de virtudes, como le dice con sutileza su amante (magnífica Emmanuelle Seigner), y tampoco siente una especial inclinación por el condenado Dreyfus (más bien se muestran claramente distantes en las dos escenas en que se encuentran). Pero no es eso lo relevante en El oficial y el espía: La verdad y la justicia nada tienen que ver con apreciaciones subjetivas. Todo el peso del film recae prácticamente en Jean Dujardin, que hace una composición muy correcta y oficial (por seguir con el símil militar). Está bien acompañado por un variado elenco de actores que tienen quizá escaso papel, aunque sean tan conocidos como Louis GarrelVincent PérezMathieu Amalric o Melvil Poupaud.