13808-incondicional

Después de años de feliz matrimonio, Samantha, una joven y exitosa escritora de relatos infantiles, ve cómo su vida de cuento se viene abajo cuando su marido es asesinado en un barrio marginal. Profundamente deprimida, se dirige días después al lugar de los hechos dispuesta a acabar con su vida. Pero un providencial giro de los acontecimientos provocará que se reencuentre con Joe Bradford, su mejor amigo en los años de su infancia, convertido ahora en alegre y entregado guía de los chicos de la zona.

Director: Brent McCorkle

Intérpretes: Lynn Collins, Michael Ealy, Bruce McGill, Kwesi Boakye, Diego Klattenhoff, Cedric Pendleton, Emily Rollins

Guión: Brent McCorkle

Duración: 97′

Género: Drama

Estreno: 20/09/2013

Público: +12

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 1

Acción: 1

Amor: 0

Violencia: 2

Sexo: 0

Crítica:

Incondicional sigue la estela dejada por pequeñas productoras especializadas en su afán por proponer un cine de carácter moral fundamentado en los valores cristianos. En esta ocasión, es el debutante Brent McCorkle quien se sitúa al frente de este relato sobre el sentido de la vida basado en una historia real.

La película es sencilla y muy directa en su intención de adentrarse en los caminos para superar los grandes obstáculos de la existencia humana, así como a la hora de poner sobre la mesa cuestiones tales como la entrega al prójimo, el amor o el encuentro de Dios como elementos fundamentales para dotar de sentido al dolor y convertirlo en una vía de auténtico descubrimiento de uno mismo y de lo trascendente. En este sentido, es elogiable el carácter y contenidos de un film al que le pueden faltar matices y sutileza en su exposición de valores, pero que pese a la unidireccionalidad de su mensaje sabe sortear el dogmatismo y sobreponerse, sin renunciar a sus valores, al discurso meramente religioso.

Sin embargo, y no es novedad en este tipo de cine, Incondicional arrastra el lastre de un nivel cinematográfico excesivamente básico, prácticamente de telefilme, en el que abunda un uso desmedido de recursos (música, flashbacks, y planos y diálogos de un lirismo algo barato) que enfatizan lo evidente y caen continuamente en el sentimentalismo. Probablemente, todo ello afectará a su consumo en salas, aunque aquellos espectadores dispuestos a aceptar este modelo narrativo no dejarán de encontrar en su fondo una historia optimista, inspiradora y llena de vitalidad.

Fuente:  Juan Xipell (www.taconline.net)