Amenaza nuclear

Ahora, el agente del IMF Ethan Hunt se enfrenta a Los Apóstoles, discípulos del anarquista Solomon Lane, al que logró capturar en el pasado. Mientras trata de evitar que se hagan con tres núcleos de plutonio, deberá elegir entre arriesgarse a perder el maletín que los contiene, o dejar morir a Luther, uno de sus hombres.

Sexta entrega de la saga que lleva al cine la serie televisiva, creada por Bruce Geller, que tuvo un gran éxito entre 1966 y 1973. Vuelve a hacerse cargo de la realización y el guión Christopher McQuarrie, oscarizado por el libreto de Sospechosos habituales, que colabora muy frecuentemente con Tom Cruise en los últimos años, ya sea sólo como escritor (La momia, Valkiria) o también como realizador (Jack Reacher). En el primer tramo cocina el relato a fuego lento, para colocar bien las piezas, y desarrollar a los personajes, ya que a diferencia de los dos primeros filmes, aquí se da mucha importancia al elemento humano, por ejemplo se explica de una vez el final del matrimonio del protagonista con el personaje interpretado por Michelle Monaghan desde la tercera.

La trama quizás resulta a veces un poco farragosa (conviene estar atento). Pero pronto abundan las secuencias que ofrecen la esperada espectacularidad, como un plano secuencia técnicamente brillante, que muestra un salto en paracaídas, todo indica que rodado por el propio Cruise, o una trepidante persecución en las calles de París, que en la realidad sí que sería una misión imposible, debido al enorme tráfico a todas horas de la capital francesa, pero no importa, porque en esta franquicia el espectador suspende con gusto la incredulidad, aquí los cambios de cara con sofisticadas máscaras vuelven a estar a la orden del día. Sobresale –por su combinación de tensión y humor– un combate que tiene lugar en el cuarto de baño del Grand Palais de la ciudad gala.

La trama se articula en torno a la importancia de cada individuo, incluso cuando se tiene que elegir entre su vida o la de una multitud, por lo que Ethan Hunt no sería un superhéroe sin sentimientos al estilo de James Bond. 22 años desde el título iniciático, Cruise demuestra estar en forma para encarnar a este personaje, que conoce al dedillo, y que ha crecido emocionalmente en los últimos títulos. Está bien acompañado por habituales, como Simon Pegg, que aporta otra vez humor, el duro Ving Rhames (Luther), Rebecca Ferguson (como la agente Ilsa Faust), Sean Harris (el perverso terrorista Solomon Lane), y se acierta con los recién llegados Angela Bassett (directora de la CIA) y Henry Cavill (uno de los subordinados de esta última).