ESTRENO EN CINES

Dirección: Yousry Nasrallah

Intérpretes: Mona Zaki, Mahmoud Hemida, Hassan El Raddad, Nahed El Sebaï, Sawsan Badr, Menha Batraoui, Rehab El Gamal, Hussien El Imam

Guión: Wahid Hamid

Duración: 134 min.

Público apropiado: Jóvenes-adultos

Género: Drama

Por decine21

mujeres_de_el_Cairo_CTres historias de mujeres en El Cairo actual, hiladas por Hebba, una popular presentadora televisiva, cuyas tribulaciones acabarán convirtiéndose en la cuarta historia de la película. Dirige la cinta Yousry Nasrallah (La ciudad), a partir de un guión de Wahid Hamid (autor del libreto de El edificio Yacobian); o sea, dos hombres están detrás de este alegato abiertamente feminista, donde se cargan las tintas contra los varones hasta extremos insospechados, para denunciar las condiciones de inferioridad en que se encuentran las mujeres en los países islámicos, incluidos los teóricamente más abiertos. Probablemente esto es lo que más llama la atención del film: que no haya ningún personaje masculino medianamente presentable; lo cual no quiere decir que las mujeres sean perfectas, pues muestran a veces una postura acomodaticia, o se convierten en manipuladoras taimadas que buscan únicamente su propia supervivencia.

Al parecer las historias se inspiran en hechos reales, empezando por la presentadora televisiva y la relación con su marido periodista que sólo piensa en «trepar» en su vida profesional. Y se cuentan, con la excusa del programa televisivo, los problemas de una mujer que ha decidido permanecer virgen, y al que un potentado le propone matrimonio de un modo tosco, con el deseo de tener una esposa «florero»; luego está el caso de una mujer que fue condenada por asesinato, y decidió vivir con su anciana guardiana enferma al salir: contará en el programa de Hebba cómo ella y sus tres hermanas fueron engatusadas previamente por un joven subalterno que lleva la tienda de su propiedad, gozando de los favores sexuales de todas, creyendo cada una que es la única; finalmente está el tipo que seduce a su dentista, incluso dejándola embarazada, para luego chantajearla.

Nasrallah dirige con cierto aplomo, lo que incluye algunos planos secuencia de gran elegancia. Pero quizá su intención de denuncia y sus deseos de mostrar cierta desinhibición en el tratamiento de lo sexual -dentro de ciertos cánones de pudor en lo visual- resultan demasiado evidentes, lo que perjudica las intenciones didácticas de concienciar a una sociedad de costumbres discutibles, pero muy arraigadas.