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Noé vive con su familia en un mundo cada vez más destrozado por la violencia y el deseo desmesurado de dominio del hombre sobre la naturaleza y las demás personas. Un día, recibe un mensaje y una misión de parte de Dios.

Director: Darren Aronofsky

Intérpretes: Russell Crowe, Jennifer Connelly, Anthony Hopkins, Emma Watson, Logan Lerman, Douglas Booth

Guión: Darren Aronofsky, Ari Handel

Duración: 138′

Género: Bíblico, Drama

Estreno DVD: 23/07/2014

Público: +16

Valoración: **

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 4

Amor: 0

Violencia: 3

Sexo: 0

Crítica:

Darren Aronofsky se ha tomado muy en serio que el lenguaje bíblico no es siempre literal, y ha sazonado el relato milenario del diluvio universal con una inventiva que va más allá de las otras fuentes que dice haber consultado (algunas incluso apócrifas como El libro del Jubileo).

Poco se puede contar del film sin desvelar el festival de mezcla de géneros y contextos que se celebra en él. Hay cierta búsqueda del realismo histórico; también cierta presencia de un conflicto espiritual entre el hombre y Dios Creador, con un trasfondo sobrenatural justificado. Hasta aquí todo es coherente. Sin embargo, el tono mágico-esotérico que salpica e impregna, por ejemplo, el carisma de Matusalén, la manera de prender fuego o el modo de vivir y ser de los ángeles caídos (aquí transformados en rocas parecidas a las montañas animadas de El Hobbit de Peter Jackson) decepcionan a quien esperaba una revisión seria de este pasaje del Génesis.

Aronofsky, además de provocar esos pasajes bastante risibles, desciende peligrosamente al terreno de la simplificación narrativa; independientemente de su esfuerzo en rodar la acción con interés, incluso la acción de masas. El director y guionista neoyorquino, junto a Ari Handel, uno de sus habituales productores, se introduce en unos esquemas algo dualistas y puerilmente ecológicos. De un planteamiento lógico con el relato recogido por la Biblia, que pasa por la fidelidad del hombre (Noé) a los planes de Dios, se deriva finalmente en una evolución algo fanatizada y paranoica del protagonista, como si en Noé se colaran algunos trazos del guión de la dionisíaca Cisne negro.

Realmente es una pena que Aronofsky no aproveche el potencial dramático y humanístico que tiene la trama del “diluvio”. No se aborda con solvencia el misterio del mal en el hombre ni el sentido profundo y sencillo de la misericordia divina y humana.

Noé no busca la falta de ortodoxia como algo subversivo y publicitario. No obstante, tampoco logra suscitar un interés más allá del anecdótico desarrollo de un argumento tan universal y rico, aquí sin duda desperdiciado.

Fuente:  Lourdes Domingo (www.taconline.net)