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En el año 79 d.C., un gladiador proveniente de Britania, Milo, es conducido a Pompeya para deleitar al público en sus juegos. El intrépido esclavo tiene que salvar su vida en la arena para lograr la libertad, a la vez que emprenderá una aventura para no caer ante la ira del volcán Vesubio, conseguir salvar a su amada y proteger a su amigo. Los males no sólo provienen del volcán, sino también de un despiadado senador romano.

Director: Paul W.S. Anderson

Intérpretes: Kit Harington, Emily Browning, Jared Harris, Kiefer Sutherland, Carrie-Anne Moss

Guión: Janet Scott Batchler, Lee Batchler, Michael Robert Johnson

Duración: 102′

Género: Histórico

Estreno: 25/04/2014

Público: +16

Valoración: **

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 4

Amor: 0

Violencia: 5

Sexo: 0

Crítica:

El director Paul W.S. Anderson (Resident evil) dirige Pompeya, una historia de gladiadores, amor y desastres naturales. Los efectos especiales, sobre todo en 3D, son espectaculares y el espectador puede sentir cómo la ceniza del volcán le cae encima. Pero no hay nada más que destacar del film.

La aventura transcurre en la ciudad de Pompeya, aunque el rigor histórico brilla por su ausencia como en tantas otras películas actuales comoHércules, 300 el origen de un imperio o Noé. Anderson muestra una Pompeya con puerto, un tsunami y una gran destrucción causada por el Vesubio, que de haber sido así, hoy sólo existirían dos piedras mal puestas en lugar de las increíbles ruinas de una ciudad romana.

La historia tampoco aporta nada y, por suerte, hay mucha acción y poco diálogo, de este modo se disimula la falta de imaginación de los guionistas para crear una buena aventura.

El protagonista lo interpreta Kit Harington (Juego de tronos) que, junto con su nuevo amigo Adewale Akinnuoye-Agbaje (Thor: el mundo oscuro), tratarán de conseguir la libertad, aunque más bien parece que lo que desean es exhibir músculos de gimnasio. El papel femenino es para Emily Browning (Sucker punch), que tampoco destaca por su aportación, pues parece una Barbie romana. El malo de la película es el senador que interpreta Kiefer Sutherland (24), un papel de pega; el hombre que por donde pisa todos mueren y jamás vuelve a desarrollarse la vida.

En resumen, con un mal guión se necesitan grandes intérpretes para disimular las carencias de la historia. En Pompeya los actores no son malos, pero no son grandes ni destacan por un excelente trabajo. Así que nos queda una mala película con unos grandiosos efectos especiales que deleitan al espectador.

Fuente:  Josep Alegret (www.taconline.net)