En la era de la comunicación, en la que todo está a nuestro alcance a golpe de click, resulta difícil poner filtros a la información y controlar lo que nuestros hijos deben o no deben ver.
En su vida diaria tienen a su disposición multitud de dispositivos (móviles, tablets y ordenadores) con acceso a Internet y a los miles de contenidos que circulan por la web. Algo especialmente preocupante cuando se trata de contenido porno.
- Fuente: Sapos y Princesas
“Actualmente, en muchos portales de Internet aparece publicidad que te llevan a webs a modo de publicidad con contenido para adultos sin necesidad de hacer nada. Solo con un click. Suelen ser imágenes llamativas, de tal forma que, sabiendo lo que es o sin querer acceder de forma consciente, cualquier usuario puede pinchar y llegar a una web de contenido para adultos. Aquí es cuando surge la duda: ¿qué hago? ¿ha sido consciente? ¿mi hijo está actuando mal?”, se pregunta en una entrevista concedida a Sapos y Princesas Óscar Rodrigo Mairal, sexólogo y ciber educador sexual que organiza talleres y cursos para adolescentes y adultos.
“La pornografía desvirtúa la verdadera respuesta sexual humana ya que es un producto fabricado. No es verdadero y es necesario ponerlo en conocimiento de ese niño, explicando realmente lo que es el placer para que no altere la realidad”
Una de las soluciones que propone nuestro experto es usar el control parental. “En el caso de que veamos que nuestro hijo ha accedido a contenido para adultos, independientemente de si ha sido consciente o no, es necesario abordar el tema de la sexualidad“, señala. Es en este momento en el que nos preguntamos: ¿Ponemos ese control parental? ¿Le vigilamos? ¿O hablamos con él y confiamos en su palabra? “Esa decisión la debe tomar cada uno, pero siempre explicando a ese niño los motivos y, sobre todo, siempre exponiéndolo de forma neutral para que no vea que es negativo y sepa que no ha ido por el camino equivocado”.
Y es que, a ciertas edades, es normal que nuestros hijos sientan curiosidad, pues se encuentran en pleno descubrimiento de su sexualidad, tanto los niños como las niñas, aunque de manera errónea podemos llegar a creer que son los niños quienes más pornografía pueden buscar. “Las dudas surgen igual tanto en unos como en otros. Cuanto antes se hable de la sexualidad de una forma natural, menos dudas tendrán y menos necesidad tendrán de buscar más información en un futuro, y además, crearemos una cierta confianza hacia nosotros que nos servirá para poder ayudarles en cualquier cosa que necesiten”, nos explica Óscar Rodrigo Mairal.
“La sexualidad de cada persona va evolucionando a medida que va creciendo y va viviendo nuevas experiencias. Esas dudas pueden crear cierta curiosidad y por vergüenza a preguntar a los ‘mayores’, se buscan en Internet llegando a un contenido no apto para niños”
“La sexualidad humana es un proceso en continua evolución que nace desde que somos bebés. Poco a poco vamos descubriendo nuestro cuerpo a través del tacto y experimentando nuevas sensaciones que no sabemos muy bien lo que son, pero que nos proporcionan un estímulo placentero. Es por ello que surgen dudas sobre ese placer a partir de una edad en la que somos más conscientes de las cosas que sentimos, diferenciándolas y teniendo dudas sobre ellas. No hay una edad en concreto; la sexualidad de cada persona va evolucionando a medida que va creciendo y va viviendo nuevas experiencias. Esas dudas pueden crear cierta curiosidad y por vergüenza a preguntar a los ‘mayores’, se buscan en Internet llegando a un contenido no apto para niños (…) Para que no tenga necesidad de buscarlo, estamos nosotros, para explicarle y enseñarle las cosas que quiere saber”.
Y es así como, en ocasiones, los menores acceden, queriendo o sin querer, a contenidos pornográficos, para dar respuesta a las dudas que no se ha atrevido a preguntar a los adultos. Una llamada de atención a los padres que podemos aprovechar para abordar con ellos este tema. “Si nunca se ha hablado de la sexualidad en casa, es el mejor momento para hacerlo y resolverle todas las dudas posibles que ese niño pueda tener”, nos explica Óscar Rodrigo Mairal. “No hay una edad en concreto, hay que ir tratando el tema poco a poco para que todas las dudas que puedan surgirles, se planteen”.
“Es muy fácil caer en la necesidad de un castigo, pero cuanto más natural seas tratando esta temática, más abierto se volverá el menor a plantearnos sus dudas”
Es por ello que no debemos llevarnos las manos en la cabeza cuando descubrimos que han accedido a cierto contenido; lo importante es, independientemente de la edad y el sexo que tenga, “tratar el tema con toda naturalidad adecuando el vocabulario a su edad y nunca de forma negativa, siempre en posición neutral: ni es bueno, ni es malo. Es muy fácil caer en la necesidad de un castigo, pero cuanto más natural seas tratando esta temática, más abierto se volverá el menor a plantearnos sus dudas y así, podremos ayudarle a entender las preguntas que surgen a lo largo de nuestro desarrollo”.
Aunque eso sí, hay que dejarle claro que la pornografía ofrece una imagen que poco o nada se parece a la realidad. “Es necesario indicarle que la pornografía desvirtúa la verdadera respuesta sexual humana ya que es un producto fabricado. No es verdadero y es necesario ponerlo en conocimiento de ese niño, explicando realmente lo que es el placer para que no altere la realidad y no afecte a sus relaciones futuras”, explica Óscar Rodrigo Mairal.
“A lo largo de nuestra vida sexual vivimos situaciones diferentes en las que siempre se aprende y que nos ayudan a crecer sexualmente”
Para comunicarnos correctamente con nuestros hijos es fundamental dejar la vergüenza en un segundo plano, un sentimiento muy común en los niños que se sienten ‘pillados’. Para ello, hay que “tratar el tema para que vea que no hay enfado, sino que intentas ayudarle a resolver las posibles dudas que pueda tener (…) y nunca debemos hacerlo de forma negativa, sino explicándole todo de forma clara para hacerle ver que es un proceso que todas las personas vivimos y que vamos desarrollando en diferentes etapas de nuestras vidas”.
Siempre y cuando los adultos seamos quienes les ayudemos de forma neutral a resolver sus dudas, “en ningún momento la pornografía les puede afectar a su futura vida sexual. (…) A lo largo de nuestra vida sexual vivimos situaciones diferentes en las que todas se aprende y que nos ayudan a crecer sexualmente”. Por ello, es fundamental que hablemos con ellos, sin vergüenzas ni prejuicios, explicándoles que la pornografía no es la respuesta a sus preguntas.