- Fuente: José María Aresté | DECINE 21
Minuto y resultado
Miniserie dramática de corte histórico, ambientada en la Inglaterra de 1879, cuando el fútbol está dando sus primeros pasos y está a punto de pasar de pasatiempo para clases acomodadas y formadas en la universidad, al pueblo llano, que disfruta con los partidos y puede olvidarse por un rato de sus problemas más acuciantes. Son sus creadores Julian Fellowes, Tony Charles, Oliver Cotton, el primero de ellos conocido por Downton Abbey, serie con la que Un juego de caballeros tiene más de un punto en común.
El elitista equipo de los Old Etonians, antiguos alumnos de Eton, está capitaneado por Arthur Kinnaird, de una familia pudiente. Y le toca enfrentarse en la competición por la copa de la FA con el Darwen FC, modesto equipo de los trabajadores de una fábrica de algodón. Aquí el dueño, James Walsh, ha decidido fichar a dos jugadores profesionales escoceses, para reforzar el equipo, que serán también obreros de la fábrica, para no contravenir las reglas del juego, al menos externamente. Ellos son Fergie Suter, que quiere ayudar a su familia en Escocia, donde el padre es un borrachín que maltrata a su esposa, y Jimmy Love, que va a encontrar justamente el amor en la viuda que regenta la pensión donde se hospedan. Los enfrentamientos deportivos conviven con los dramas personales y la situación social, donde los trabajadores padecen recortes salariales, frente a empresarios que no quieren ver disminuidas sus ganancias, más por la acción de unos bancos que les aprietan las tuercas a la hora de conceder préstamos.
Como se ve, la serie comparte con Downton Abbey una trama de época, y el mostrar paralelamente las vicisitudes de personas de clases social alta, con las de capas populares, que han de aprender a convivir y respetarse, a la par que se busca justicia social, los tiempos cambian. Aunque hay momentos intensos, como el de un tumulto que podría acabar en linchamiento, no alcanza el nivel del título citado, y los actores son bastante desconocidos. Pero el tema de cómo el fútbol se convirtió en deporte profesional, las peripecias de los personajes, los envites deportivos y la ambientación convierten la miniserie en una producción que merece la pena verse. Además sobresale valores como el honor, la deportividad y el hacer lo correcto, por ejemplo en relación a la maternidad, y las relaciones padres-hijos.