Mariano Barroso acaba de presentar una de las mejores series españolas de los últimos tiempos. Con un material incandescente, ha cuidado cada detalle para que el espectador observe y opine con libertad sobre los inicios de la banda terrorista ETA. Esta serie casi coincide en el tiempo con el esperado estreno, el próximo 17 de mayo, de Patria, de HBO España, basada en la aclamada novela de Fernando Aramburu. También hace unos meses Jon Sistiaga presentó la docuserie ETA, el final del silencio. Quizás sea el mejor momento para este tipo de ficciones, cuando el tiempo clarifica la verdad de los hechos históricos y facilita el analisis. No es la primera vez que ETA protagoniza series, películas o documentales, pero en muchas ocasiones el tratamiento era superficial o desacertada. Las películas del francés Miguel Cortuis (El Lobo, GAL), las recientes parodias de Borja Cobeaga (Negociador, Fe de etarras) o los numerosos y fallidos intentos de Imanol Uribe (El proceso de Burgos, La muerte de Mikel, Días contados, Lejos del mar), no llegaron a calar en profundidad en la tragedia y la violencia vivida en el País Vasco. Hay algunos títulos muy valiosos que, desgraciadamente, no tuvieron la repercusión que merecerían: Sombras en una batalla (Mario Camus, 1993), Todos estamos invitados (Manuel Gutiérrez Aragón, 2008), o Santuario (Olivier Massett-Depasse, 2015). La línea invisible tiene bastante continuidad con la serie anterior de Mariano Barroso: El día de mañana (2018). Se repite una recreación de los años 60 en el que se muestran el desgaste del franquismo, pero también una considerable bonanza económica expresada en el diseño de vestuario y una fotografía que pinta los paisajes con uno colores pastel muy bellicistas. Pero si en El día de mañana se caía en la erotización habitual del cine de Mariano Barroso, y en una dispersión argumental que no acababa de funcionar, en esta ocasión la trama y los personajes están mejor medidos y trazados. Aunque en el desarrollo del personaje de Melitón Manzanas que borda Antonio de la Torre, hay excesos innecesarios, también hay una humanización y matices dramáticos que evitan caer en maniqueísmos. Lo mejor de la serie es que tiene mucha personalidad. Es una historia de personajes y no un thriller que aprovecha el terrorismo como excusa para encadenar escenas de acción y tensión sin alma. Mariano Barroso siempre ha sido un especialista en dirigir actores en cine y teatro, y en esta serie ha logrado lucir un reparto colosal de actores jóvenes e intérpretes consumados: Àlex Monner (La próxima piel), Enricq Auquer (Quien a hierro mata), Anna Castillo (Viaje al cuarto de una madre), Patrick Criado (Vivir sin permiso), Asier Etxeandia (Dolor y gloria), María Morales (Todas las mujeres), Joan Amargos (La vida sin Sara Amat). El guion de Alejandro Hernández (Canibal, Criminal) y Michel Gaztambide (Gigantes, No habrá paz para los malvados) tiene tempo, ritmo e inteligencia para hacer pensar y conmover sin mitificar. En solo 6 capítulos de apenas 40 minutos se hace un retrato cercano y complejo que llega a sugerir con mucha sensibilidad e ingenio. La música y el diseño de producción aportan brillantez a esta gran historia facilitando la inmersión del espectador en la historia. Firma: Claudio Sánchez