La novela de Julio Verne ha tenido dos adaptaciones anteriores a esta serie que merece la pena recordar. La primera ganó 5 Oscar en 1956, entre ellos mejor película y guion. El director era el cineasta británico Micahel Anderson (Las sandalias del pescador, La fuga de Logan) y el reparto era impagable: David Niven, Cantinflas, Shirley MacLaine, Frank Sinatra, Marlene Dietrich. Varias décadas después, en 1983, se estrenó en televisión la serie de animación La vuelta al mundo de Willy Fogg, una coproducción hispano-japonesa que marcó una época y que ahora mismo se puede ver completa en Filmin.
 
Entre medias hubo otros intentos fallidos, algunos tan bochornosos como el protagonizado por Jackie Chan en una película de 2004. Llega ahora una serie inglesa que cuenta con un actor que parecía uno de los más idóneos para interpretar a Willy Fogg: el camaleónico David Tennant (Broadchurch, Good Omens, Jessica Jones). Sin embargo, el actor no da con la clave irónica del personaje, y la trama pasa de ser una aventura apasionante a convertirse en un paseo interminable y tedioso por escenarios artificiales. 
El creador de la serie es el veterano Steve Barron, que después de ser uno de los directores de videoclips más prestigiosos de los 80 (ahí están sus trabajos con Bryan Adams, Michael Jackson o David Bowie), y el impulsor de la celebrada ficción televisiva El Cuentacuentos, tuvo una decadencia considerable aunque muy rentable en los 90. Películas como Las tortugas Ninja o Los caraconos dejaban claras sus aspiraciones. 
 
En este regreso a Julio Verne todo parece de plástico en las interpretaciones, los diálogos, e incluso el vestuario de los personajes. No hay ni ritmo en la trama ni encanto en los personajes que parecen empeñados en exagerar sus carencias dramáticas. 
Firma: Claudio Sánchez