Parece que el primer trimestre del año no ha venido con buenas noticias para Netflix. La compañía de streaming presentó el martes sus resultados económicos y no han sido los esperados. La compañía ha perdido 200.000 suscriptores. La caída se ha producido en casi todas las regiones: 636.000 abonados menos en Estados Unidos y Canadá, 303.000 en Europa y 351.000 en Latinoamérica. Sólo Asia-Pacífico cierra con ganancias, al sumar 1.087.000 abonados. Estas cifras tienen en cuenta los 700.000 clientes perdidos en Rusia tras abandonar el país a consecuencia de la invasión de Ucrania. Se trata de la primera pérdida de abonados desde 2011 y una completamente inesperada, ya que el gigante esperaba añadir 2,5 millones de suscriptores este trimestre. Esto ha llevado a las acciones de Netflix a perder un 25% de su valor en el mercado after-hours. De abrir así al inicio de sesión, el valor de Netflix caería a números de finales de 2018. Los ingresos fueron del 7.870 millones de beneficio, frente a los 7.950 millones esperados. Esto se puede deber a la subida de precios en países como Estados Unidos, y especialmente a la competencia. Puede que sea el momento de cambiar el estilo de negocio. Netflix se ha caracterizado por la publicación de series y películas de manera masiva. Llegado a saturar al espectador, pero sobre todo, haciendo imposible el seguimiento de los contenidos. La mayoría de su contenido de estreno pasa desapercibido para los suscriptores. Una estrategia contraria a sus rivales, que estrenan menos contenido pero con mayor repercusión. Además, todos han apostado por el estreno progresivo de los capítulos. Ante este escenario, el jefe financiero de Netflix anunció que van a rebajar su inversión durante los próximos meses: “vamos a recortar parte de nuestro gasto tanto en contenido como en no-contenido”. Netflix asegura que abordará una estrategia “inteligente y prudente” para reducir sus inversiones y aumentar sus beneficios. Una de las propuestas de cambio que suenan con mas fuerza es la de introducir planes más baratos pero con publicidad. Una idea que otras plataformas también se están planteando, como Disney+. Hastings reconoció que “he estado en contra de la complejidad de la publicidad y soy un gran enamorado de la simplicidad de la suscripción. Pero también soy un gran fan de la posibilidad de elegir por parte del consumidor y permitir a los consumidores que toleran los anuncios que puedan elegir un precio menor tiene todo el sentido”. Aunque Hastings dio pocos detalles, la idea es explorar un plan con anuncios en “el próximo año o dos años”. Pero sin duda, la mayor problema que tiene Netflix es las contraseñas compartidas. Una estrategia que al principio a la compañía americana le daba igual, pero que con la llegada de la competencia se ha convertido en su talón de Aquiles.  La multinacional asegura que más de 100 millones de sus 222 millones de suscriptores llevan a cabo esta práctica no permitida. En Estados Unidos, la cifra ronda los 30 millones de abonados. En ese sentido, Netflix ya inició una prueba en Chile, Costa Rica y Perú, donde por cada cuenta añadida, se paga un extra a la tarifa. Lo que dice la compañía es que todavía no ha decidido que estrategia tomará, pero que irá probando en diferentes países hasta encontrar el modelo definitivo. Todo indica cambios para poder mantenerse en la guerra por el dominio del streaming, pero sobre todo, de los suscriptores.  Firma: Patricia Vázquez