El 11S cambió la historia contemporánea, pero el cine y la televisión han tardado en estar a la altura. Cuando se cumple 20 años del atentado, las producciones sobre esta tragedia se multiplican. Netflix encabeza la lista de plataformas decididas a ofrecer los documentales, las series y las películas definitivas sobre ese acontecimiento histórico. Hace un mes estrenaba Worth, una película de excelente reparto y una premisa diferente que, sin embargo, no ha conseguido destacar por un guion y unos personajes distantes y anónimos. 

Más acierto tiene esta docuserie de cinco capítulos de una hora que ofrece un análisis bastante detallado y crítico de los últimas dos décadas de la política exterior norteamericana. El planteamiento era muy ambicioso y el director seleccionado era una apuesta segura. Brian Knappenberger ya había demostrado su talento para Netflix en este formato documental en la miniserie Los juicios de Gabriel Fernández (2020) y, anteriormente, en el aplaudido La historia de Aaron Schwartz: El chico de Internet. La multiplicidad de puntos de vistas que utiliza en esta radiografía del 11S es muy completa: periodistas, estadistas políticos, militares, abogados de derecho internacional. Repitiendo la arriesgada estructura de constantes saltos en el tiempo de The last dance, la docuserie ofrece al espectador muchas conexiones sorprendentes.

Sería ingenuo pensar que el discurso que se ofrece es imparcial. Detrás de este documental se ve claramente el punto de vista dominante de los medios norteamericanos de mayor difusión internacional, tan cercanos a los gobiernos de Obama y Biden como críticos contra los de Bush y Trump. El protagonismo de la controvertida bahía de Guantánamo en la serie resulta muy significativo. Aún así, el recorrido aporta una reflexión muy sugerente, con aportaciones contrastadas y precisas, especialmente sobre los ataques y abandonos de Afganistán, y la compleja situación del país en las últimas décadas. En bastantes momentos, la serie merecería una aproximación más matizada y una reflexión crítica de mayor calado, pero está claro que estas cinco horas componen un material de un valor imponente para el análisis histórico.