Jeremy Slater (Death Note, Animal de compañía, Cuatro fantásticos) ha creado una serie de superhéroes alternativos con traumas de infancia. No hay tanto superpoder como desarrollo de personajes en una trama apocalíptica que no interesa prácticamente nada. Tiene la ventaja que no se parece a ninguna serie de este perfil: ni es tan simpática como The Flash o Supergirl, ni tan brillante como Daredevil o tan indiferente como Legends of tomorrow. Quiere transitar en un territorio divertido e imprevisible con ingredientes del mejor Tim Burton (existía, hace muchos años…), y algunas series tan originales como The OA o Legión, pero se acaba quedando en una indefinición simplemente aceptable.

Es una serie con exceso de minutos, capítulos y detalles de zafiedad estúpida. Las carencias de ritmo, giros y un trama de fondo un poco más consistente hacen que cueste no desconectar de la serie e irse a otras mucho más necesarias. Quedan escenas esporádicas de interés, un casting acertado con Ellen Page (Juno, Origen) a la cabeza. Ha tenido su público y gozará de una segunda temporada.

Firma: Claudio Sánchez