Crítica Stargirl

Tópicos, una trama conocida y partes irregulares no impiden que Stargirl sea una propuesta entretenida para toda la familia. Grace VanderWaal brilla en su trabajo debut con una naturalidad embaucadora.


Disponible en Disney+

Ante la discreción de su estreno, es curioso comprobar cómo el largometraje de Julia Hart puede llegar a resultar irresistible para el espectador que, quizá por casualidad, llegue a él. Es un producto simple con una fórmula conocida y, a la vez, es una propuesta simpática para toda la familia, enfocada en los adolescentes.

La directora adapta la novela homónima, que se escribió hace veinte años, a la pequeña pantalla y a los tiempos actuales. La trama es muy habitual y el film, en general, sencillo, pero trata temas universales que, gracias a los diálogos breves y precisos, permiten la reflexión personal. Los personajes exponen asuntos propios de la adolescencia, aunque dirigidos al público general, como son la búsqueda de la identidad, la madurez o mantener la personalidad.

Sin duda, la gran sorpresa de la cinta es el descubrimiento de Grace VanderWaal. La ganadora del concurso America’s Got Talent deslumbra con su carisma en su primer trabajo como actriz. La dulzura de la joven y su talento con el ukelele dotan al papel que interpreta de una naturalidad fascinante, que no cae en la sobreactuación a la que podría haber dado pie.

La historia está llena de clichés, tiene momentos irregulares y su conflicto principal –así como la actitud de la protagonista dentro de un instituto típico– quizá es un poco desmesurado. No obstante, el ambiente indie, la bondad que se respira y la banda sonora le otorgan encanto.

En sí, es un relato manido, y carece de originalidad. Además, tampoco se libra de ciertas extravagancias. Sin embargo, el toque de la dirección proporciona una atmósfera de misterio y fantasía que la hacen única. Probablemente no reciba la valoración que merece, pero Stargirl es una película agradable y entretenida para todos.