Los programas de verano pueden ser, como su propio nombre indica, de verano, pero ¿tienen que ser obligatoriamente malos? ¿A quién se le ocurrió para la temporada estival poner a maromos y gogós alrededor de una piscina a hacer el gamba? Quien quiera que fuera estará hoy más que satisfecho con la vuelta de tuerca a este particular género. Porque lo de ‘Mójate’ va para nota: no es solo un ‘Fama’ para bailarines no iniciados, o no especialmente. Es que tiene su parte de ‘Callejeros’ y hasta de ‘Noche de fiesta’.

El experimento consiste en un casting para encontrar danzarines por zonas de playa. Una búsqueda de gente curiosa -y de promoción de los lugares recorridos- en la que, en contraposición a los reporteros de los viernes noche, importa más el presentador que el presentado. Hay entrevistas en las que, más Rafa Méndez que Marbelys, no dejan meter baza a los anónimos. Pero esta es solo la primera parte. Más tarde, todos los aspirantes reunidos, como los juegos de Geyper, se ven las caras -y los cuerpos, que de eso se trata-, a ver quién baila más, que no mejor, sobre el trampolín piscinero. Se baten dos en duelo. Al que peor lo hace, lo tiran al agua. ‘Uno para todas’ versión unisex. Y al ganador de cada día le dan mil euros. Muy poco dinero para el ridículo que supone.

Porque, a este tótum revolutum se le añaden mensajes sobreimpresionados, como “¡Chof!”, “Chapuzón” o “Refrescante”. Y por si fuera poco, cada cinco segundos hay alguien que suelta un speech del estilo “Fiesta, marcha, ritmo” o (sic): “Mira cómo mueve el meneíto”. ¡Si hasta el presentador le puso el micrófono en el culo a una improvisada bailarina que lo movía con gracia y donaire, a ver si le hablaba! Lástima que no le habló… En resumen, como un videoclip de un rapero: mucha carne y poca chicha.

Vasile dijo esta semana que había decidido prescindir de ‘El hormiguero’ porque no quería pagarle más a la productora de Pablo Motos. Y se entiende, porque en su sustituto se han debido de gastar cuatro duros… Una lástima porque, hasta el momento, no eran habituales los casos en los que Cuatro se ponía cutre. Hasta el momento, recalco.

Fuente: Chaco Morais (Blog de El Heraldo, 5-7-2011)