Ficha:

 

 

Presión

Una película modélica a la hora de ofrecer un acercamiento biográfico a dos tenistas excepcionales, el sueco Björn Borg, ya veterano en este deporte, y el estadounidense y joven John McEnroe, tomando como anclaje la histórica final de Wimbledon que les enfrentó en 1980. El cineasta danés Janus Metz, procedente del documental, y que aquí debuta en el largometraje de ficción, aprovecha su background para ofrecer un relato riguroso y creíble, que en ningún momento cede a los clichés hipersobados del subgénero del drama deportivo, como los efectismos extemporáneos, lo que no significa que el film carezca de emoción, estamos ante una trama que es pura épica.

El guión de Ronnie Sandahl que Metz traslada a la pantalla, sabe entrelazar presente –el torneo de Wimbledon de 1980– con oportunos flash-backs acerca de la trayectoria de ambos tenistas, remontándose a sus épocas infantiles o de «teenagers». Lo que permite introducir escenas inteligentes, muy bien pensadas, que definen con justeza el carácter de cada uno, además de la presión ejercida por entrenadores, familia, seres queridos, o las distintas reacciones que invitan a la etiqueta fácil, ya sea la frialdad de Borg, o las rabietas más propias de adolescente de McEnroe.

Los actores brillan con luz propia. Resulta fundamental, por supuesto, la versión adulta de los personajes, y ciertamente lo hacen muy bien Sverrir Gudnason y Shia LaBeouf, ambos muy contenidos en distintas direcciones, según lo requiere interpretar a Borg o a McEnroe. Pero también merece la pena señalar el trabajo de los actores jóvenes en estos personajes, Marcus Mossberg y Leo Borg, y Jackson Gann. La rivalidad deportiva y lo que puede ser su relación humana están perfectamente atrapadas.

En este tipo de filmes, suele ser especialmente difícil de describir el entorno de los deportistas que aspiran a lo más alto, y que ejercen de un modo u otro una gran presión, no se les quiere decepcionar, y en el caso de los entrenadores, recurren a tácticas psicológicas de motivación que pueden tener efectos contraproducentes. Todo este delicado material está muy bien manejado, y se beneficia de las buenas interpretaciones de Stellan Skarsgård, que da vida a Lennart Bergelin, entrenador de Borg, Tuva Novotny, que es Mariana Simionescu, prometida de Borg, y Ian Blackman, el padre de McEnroe.