Un chico se ha portado mal, y el padre, hasta las narices, decide aplicarle un correctivo… en Internet, públicamente. Tras dirigirse a la cámara y explicar la necesidad de su acción, el progenitor toma una máquina de cortar el pelo y hace ademán de comenzar a raparle la cabeza, pero de pronto, se detiene, lo toma del brazo y le dice: “Ven acá hijo mío, dame un abrazo”, y se vuelve hacia el espectador para asegurarle. “Nada en el mundo me haría humillar a mi hijo de esta forma. Ser buen padre es empezar a serlo antes de llegar al punto de perder el control”.

Según The Mirror, el señor se llama Wayman Gresham, y vive en la floridana Fort Lauderdale, EE.UU.. Su vídeo ha alcanzado ya las 20 millones de visitas en Youtube, y constituye una denuncia acerca de la práctica cada vez más frecuente de “dar una lección de disciplina” a los vástagos, colgando en Internet los vídeos o fotos de los castigos.

Gresham no parece exactamente un padre blando. De hecho, él mismo se encarga de aclarar que no está “contra la disciplina: ¡Estoy contra la humillación pública!”. Y es que cada vez más abundan los ejemplos de esta fallida “pedagogía 2.0”. El diario apunta que, días atrás, una madre afeitó completamente la cabeza de su hijo de 12 años, porque llegó “oliendo a marihuana (…) y va a repetir el séptimo grado el próximo curso”. Pero un adolescente en plena formación de su personalidad que ve su caso difundido por las redes y, en consecuencia, espera las burlas que le sobrevendrán, no puede experimentar ningún pensamiento positivo ni sacar lección que supere, en impacto, al de ver a sus propios padres colocándolo en la picota pública.

Para algunos puede ser totalmente devastador. Le sucedió a Izabel Laxamana, una chica de 13 años de Tacoma, EE.UU., a quien su padre decidió aplicarle la misma “medicina” de cortarle el cabello y colgar el vídeo en Internet. Pocos días después, Izabel salió del coche, aparcado junto a un puente, y se lanzó al precipicio. Falleció horas después.

Curiosamente, antes de que saltaran a la red estas “ocurrencias” pedagógicas, ya había puntos de colisión entre los jóvenes y sus padres, en ocasiones por el desconocimiento que exhiben estos últimos sobre la psicología adolescente y el alcance real de todo material que se cuelga en las redes sociales. Hay un desfase tecnológico-emocional, que se aprecia en las situaciones de bochorno en que se ven colocados los chicos, y que ilustra un texto del Daily Mail, sugestivamente titulado. “¡Papááááá, estás siendo muy embarazoso!”.

El diario ha investigado el asunto y ha elaborado un “top ten” de las cosas que más molestan a los chicos que tienen a sus padres entre sus contactos en las redes sociales, entre ellas, publicar fotos de los hijos, hacer comentarios inapropiados sobre ellos, chatear con sus amigos, o etiquetarlos en sus posts. Si esto hace que les cambie el color del rostro, ya podemos imaginar lo que significará que se les rape en público como un Buda, o que se les haga rectificar una mentira, o que, como han hecho otros, se les disfrace de sándwich y se les coloque al cuello un cartel con las expresiones: “He robado dinero y no me han enseñado a hacer eso” o “ He llevado chicos a casa a las 3 am y no he respetado a mis padres ni a mis abuelos”.

¿Efectos educativos positivos? No lo sabemos, pero lo que con seguridad sí estará garantizado por un buen rato es el resentimiento del chico reprendido. En diálogo con BBC Trending, la psicóloga infantil Karyl McBride asegura que es difícil encontrar a alguien en el campo de la psicología y salud mental que dé por bueno y apropiado humillar públicamente a un niño.

“Cuando los padres avergüenzan y humillan a los chicos, ello impacta en su habilidad para establecer lazos adecuados con sus progenitores. Así se afecta la confianza (…) Como consecuencia, el niño crece con el mensaje interno de que ‘soy una mala persona’, y no es eso exactamente lo que ayuda a desarrollar un ser humano sano”.

De modo que, al problema que ya está merodeando y fastidiando a algunos jóvenes: el del ciberacoso al que son sometidos en la red virtual por algunos compañeros de clase, ahora viene a sumársele este: el de los padres que acechan en la red  con máquinas de cortar cabello o que les cuelgan  carteles vergonzosos al cuello. ¡Arreglados están los chicos en esta era de la tecnología!

Firma: Aceprensa