Luis @dibersaludables es experto en ayudar a las familias a retomar el control de las pantallas en casa ABC y apuesta por ayudar a las familias a establecer medidas de seguridad en casa

Los ‘firewalls’ domésticos para alejar a tu hijo de los peligros de la Red «solo requieren la voluntad». Así lo asegura Luis (@cibersaludables), creador de la página de www.habitoscibersaludables.com y experto «a la hora de ayudar a las familias, que están desbordadas, a sobreponerse de la ola digital que muchas veces les ha sobrepasado en el hogar».

Luis no es psicólogo, ni psiquiatra, ni docente pero sí es consultor en tecnología, experto en ciberseguridad y digitalización del sector de la energía y una especie de cibervoluntario a la hora de enseñar a los padres a retomar el control de las pantallas en su casa. «Mi tarea es facilitar un poco esta adaptación o normalización de este pasillo de piedrecitas. Las pantallas les han sustituido en cierta medida. Mi objetivo es ayudarles a volver al punto de inicio».

-¿Por dónde debería empezar una familia?

-Es una cuestión de hábitos y de ser consciente de los riesgos que conlleva una pantalla. Para visualizar la capacidad computacional que tiene un móvil hay que darse cuenta primero de que no es un juguete. Tiene un millón de veces la capacidad computacional de la nave Apolo con la que el hombre llegó a la luna. Es decir, la capacidad del Apolo es irrisoria con la que tiene ahora el móvil con el que dejas jugar a tu hijo. Es el elefante que está en la sala y nadie quiere ver.

-¿Qué respondes cuando te preguntan a qué edad podemos darle el primer móvil?

-Lo que promulgo es que la edad no la marca ni él ni ella, sino que la edad la marca la conciencia que tienen los padres sobre el dispositivo que van a dar a sus hijos. Si una familia piensa que «el móvil es un juguete, y qué más da porque lo tienen todos y es para hacer tonterías»… Entonces, riesgo máximo.

Si la familia piensa que un móvil es un millón de veces una nave espacial, que las ciber adicciones existen, que hay riesgo de comprometer el sueño, riesgo de acceso a contenidos inapropiados (que no solamente es acceso al porno, sino las autolesiones, visualización de violencia extrema, etc, et)… es diferente.

En el momento en que esa familia es consciente de esos riesgos tendrán el incentivo de hacerlo bien. Y cuando piensen darle el primer móvil o portátil pararán un momento a dedicarle una tarde a hacer el caminito de piedras y configurar adecuadamente no solo el dispositivo sino la red entera de la casa.

También es el momento de tener ‘la conversación’ con tus hijos. Algo que cuando lo menciono, la gente se pone enferma. Pero cuando les des un móvil es necesario firmar un contrato con tus hijos . Cuando tu hijo tenga el móvil empezará a firmar contratos con META, con Google, con Tiktok, etc, tc. Qué gran señal de amor que el primer gran contrato que firmen los menores sea con sus padres en lugar de con las tecnologías. Por eso es la conciencia de la familia la que determina la edad de entrada adecuada al mundo de las pantallas por parte de los niños.

-También advierte usted que los hijos no te escuchan, pero te observan todo el día.

-Si los padres tenemos un comportamiento adictivo y, por ejemplo, cenamos en familia y estamos con el teléfono omnipresente, vamos mal. La cena es el castillo de la intimidad familiar y hay que defenderlo. Si pones una pantalla en la mesa rompes ese castillo. Es más, le pegas una patada. Porque si pones una red social encima de la mesa la atención pasa del castillo de la familia al de la red social.

 -Usted también pone mucho hincapié en que los padres deben proteger el sueño de sus hijos.

-Es muy importante proteger el sueño para evitar el ‘vamping’ (que es la distorsión del sueño debido al uso indebido de las pantallas). ¿Qué pasa? Que distorsiona el sueño pero este es vital en estas etapas educativas para fijar el conocimiento. Si la pantalla te está distorsionando el sueño tú no estás fijando ese conocimiento.

El ‘vamping’ es uno de los motivos que hay detrás del fracaso escolar. El niño cambia sus rutinas de descanso si se va a dormir a las 3 de la mañana. En la clase de las 9 y las 10 está en otro lado y eso es el inicio de un círculo pernicioso. Cada vez altero más mis ritmos de sueño y cada vez me afecta más en mi rendimiento escolar.

-¿Cuál es su propuesta?

-El sobrecito Faraday. No se requiere un hacker. Yo tengo uno que me costó 9 euros. Mi recomendación a las familias es que acuerden meter el móvil en el sobre y una manera de anularlo. No basta con dejar el móvil fuera de la habitación o apagarlo. El sobre bloquea las señales entrantes y salientes del móvil. ¿Por qué es importante eso? Porque aunque tú digas el móvil fuera de la habitación, mientras el niño oye la notificación, se dispara el disparador de dopamina. Su cerebro deja de segregar la melatonina, que es lo que le facilita generar el sueño profundo, y se despierta. Eso ya altera y vuelve al punto de inicio.

La cuestión es que dos horas antes de irse a dormir, seas niño o seas adulto tienes que dejar de disparar el disparador de dopamina (que se activa con las redes sociales) para que la melatonina, que es el neurotransmisor que facilita el sueño, empiece a hacer efecto. Si tienes el cerebro borracho de dopamina no hay espacio para que el sueño empiece a construirse.

Hay una frase célebre del fundador de Netflix, que dice algo así como que su competidor no es HBO, ni la TV., su competidor es el sueño. Qué frase más terrorífica. Si tú no dejas que baje esta intoxicación de dopamina todo el día, no vas a tener un sueño reparador y al día siguiente vas a estar mal. Esto es nuevamente un truco y no es tecnológico. Dos horas antes de dormir apaga la pantalla, porque va a tener un efecto en tu sueño y en tu bienestar. Y va a ser un ejemplo para tus hijos.

El sueño, sobre todo en las etapas de aprendizaje, es el botón de guardar. Si el niño no duerme bien no guarda el contenido. En neuropsicología lo están correlacionado con la capacidad de aprendizaje.

Los desarrolladores de las apps saben que una notificación sonora es una disrupción sonora: me despierto, hay irrupción de dopamina… Los padres tienen que proteger las horas de sueño. Si el menor no duerme profundamente, es probable el fracaso escolar.

El ejemplo de los padres, siempre con el móvil en la mano, incluso en el coche, no ayuda.

-Por supuesto. Hay un estudio de Línea Directa donde cerca de dos millones de conductores reconocen utilizar el teléfono mientras conducen y unos 500.000 que lo han hecho en situaciones de riesgo. Si los hijos ven que tú como conductor, banalizas el riesgo de consultar el teléfono mientras conducen, ¿qué harán ellos cuando tengan el carnet? En cambio, si los niños ven que tienen configurado el teléfono para que este se ponga en modo conducción, es otra enseñanza. Con nuestras acciones también educamos a nuestros hijos.

Esto me lleva a la campaña que lanzó la psicopedagoga Anna Ramis, autora del libro ‘De cero a tres: nada de pantallas». Ella, que está especializada en etapas infantiles, dice que si un bebé ve cómo sus padres llevan todo el día una patata encima, de mayor querrán una patata. Antes de levantar el dedo debemos hacer una autocrítica previa a nuestro comportamiento.

-Los adultos, en muchos casos, somos los primeros adictos.

-No somos adictos a la pantalla per sé, somos cautivos de los efectos de la pantalla en nuestro cerebro. La dopamina está vinculada a la satisfacción inmediata y los desarrolladores de la app o módulos de negocio necesitan crear ‘engagement’ (atraer la atención). Es la economía de la atención: ‘Cuanto más atención capto, más dinero gano’. Entramos en un circuito de a ver quién atrae más tiempo la atención.

Las empresas diseñan la aplicación desde cero pensando en los disparadores de dopamina, un comentario, un ‘like’, un corazón en Instagram… Tiktok meta, su modelo de negocio pivota sobre la atención y la cantidad de horas que estamos dispuestos a pasar. Están diseñados para esto.

Cada vez necesitaremos más dopamina para obtener la recompensa o para tener la misma sensación de satisfacción. Este efecto bioquímico en nuestro cerebro es exactamente el mismo circuito de adicción a las drogas, al alcohol o al juego. Se activa cuando a un niños le das un móvil y no está vinculado con la edad, está vinculado con lo que haces pero ahora lo llamativo es que este circuito se activa a partir de los 6, 7 años,

Pero cuanto antes se inicia o se abre este circuito, mayor es el riesgo potencial a futuro. Un niño que ha estrenado el circuito de la dopamina a los 6 años a futuro es más probable que intente buscar ese circuito de la compañía. A lo mejor es el juego, el tabaco, o muchas otras cosas. Pero cuanto antes se estrenan en el circuito de la dopamina mayor riesgo hay de que a futuro intenten reemplazar ese circuito.

-¿Qué efectos tiene sobre el cerebro?

-Terroríficos a mi entender. Lo mismo pasa con la adicción a las pantallas, el emborrachamiento de dopamina tiene un efecto y es que cualquier sensación de fracaso queda hiper dimensionado. Pasa algo parecido cuando corres una maratón y después de cuatro horas sufriendo te tomas un zumo de naranja: te sabe a gloria.

Aquí es lo mismo pero al revés: Cuando llevas cuatro horas con recursos o impulsos dopamínicos después cualquier tropiezo que tengas vas a hacer una montaña de esto. Cualquier pequeño tropiezo que tengas, cualquier problema… vas a magnificarlo.

Desde el sector educativo ya se está comentando que hay niños que hacen dramas por cuestiones muy menores. Habituarse a impulsos dopamínicos hace que cualquier pequeño tropiezo o frustración que tenga el niño quede sobredimensionado.

-Recientemente han salido informaciones que advierten del menor uso de palabras por parte de la población infantil debido al uso de los móviles a edades tempranas.

-A mí me gusta comentar el caso de las maternidades en San Francisco (EE.UU.) donde ya se recomienda dejar de un lado el uso de pantallas mientras se amamanta. Esto es porque, en este momento creación un momento de vínculo materno filial mediante la producción de oxitocina, si la madre está conectada con el teléfono y su atención está en la pantalla su cerebro está emborrachado con dopamina y deja de producir oxitocina, perdiendo por tanto opciones de vínculo.

¿Cómo se construye el vínculo materno? Sobre la base de la oxitocina, responsable de la construcción de la relación íntima materno filial. Si tú metes la dopamina por medio el circuito de la oxitocina se rompe. Esto después tiene consecuencias. Estos niños que sufren esto todavía no son adultos pero si hablas con profesionales del ámbito psicopedagógico todo apunta a que interrumpir ese momento de conexión de oxitocina en el momento de amamantar el bebé puede tener consecuencias.

No es lo que pasa cuando estás conectado en la red, es lo que dejas de hacer. Pasa igual con lo que llamo el ‘castillo de la cena’. Si tú sustituyes una cena comunicativa con el castillo de ponerle el ‘baby shark’ al niño, ¿qué deja de pasar? El niño deja de estar pendiente de lo que dicen sus papás y pierde vocabulario. Eso tiene una correlación en el índice de adopción del lenguaje que se detecta cuando el niño entra en el colegio. Debemos saber que lo que estamos poniendo en manos del niño tiene consecuencias en su capacidad de desenvolverse en el mundo.

-¿Por dónde podemos empezar?

-Las familias tienen que desarrollar una estrategia sobre dos pilares. Una es la gestión del tiempo y la otra, el filtrado de contenido. Hay que defender el sueño, defender el castillo de la cena como castillo de la comunicación familiar y, por otra parte, establecer límites de uso de ciertas aplicaciones que tienen un comportamiento adictivo.

-¿Cómo se debe llevar a cabo ese control parental?

-No me gusta hablar de control parental, me gusta hablar de protección parental. Cuando hablamos de protección parental hablamos de todo, no solo de evitar el acceso al porno. Hablamos de visualización de contenido violento, de hashtags virales que pueden tener consecuencias para ellos, como distorsiones alimentarias, apuestas online etc… ). Estos son el tipo de temas que tienes que bloquear.

Pensar que mis padres me controlan suena mal, es estridente, feo. Mis padres me protegen es un mensaje mucho más positivo y constructivo. El mensaje que les das es muy diferente. Hacerlo desde esa perspectiva es algo que se abraza más fácilmente. Este es el camino que yo propongo a las familias: basta de discusiones, de erosionar la relación directa con frases del tipo: «que dejes el teléfono», «la consola…» Propongo una solución sistémica.

-¿Cuál es ese camino de piedrecitas que usted sugiere seguir?

-Para atender a estos dos pilares de gestión de ventanas de tiempo y de gestión de filas de contenido, no vale con decir : ‘yo le he puesto un antivirus’. Esto no es suficiente, hay que desplegar múltiples acciones que sean de protección. Hay que poner en marcha una estrategia.

Hay un recurso dialéctico que utilizo: Es preguntar a los padres si quieren ser manzanas, con una piel (protección) muy fina, dulces, todo azúcar hasta el corazón, o cebollas, con una piel que no es comestible pero que si superas, habrá una capa, luego otra, y otra, y hasta que llegas al corazón vas a llorar un poquito. ,

Las familias tienen que desarrollar una estrategia de cebolla que contemple múltiples capas de protección y cubran diferentes flancos. Aquí entraríamos en el ámbito del firewall doméstico, que es un hardware que conectas al router y te permite establecer criterios de acceso a la red. Hay múltiples tipos, con licencia, licencia perpetua… Lo importante es tenerlo.

Después, tanto google como apple tienen sistemas de protección parental. Family link para google o tiempo de uso en el ámbito de Apple. También hay configuración de apps de protección parental de nueva generación (que incorporan la inteligencia artificial y detectan incluso si el niño recibe ciberacoso o amenazas del tipo de sextorsión en las redes sociales). .

Luego estaría el hecho de promulgar hábitos y de enseñar que el tiempo es el recurso más valioso del que disponemos, más allá del dinero. Dos horas antes de ir a dormir dejar las pantallas. O algo tan sencillo como establecer tiempos de descanso como el ‘sabbat digital’ que propuso una directora de origen judio a su familia para bajar la intoxicación de dopamina y reconectar con las emociones.