En el corazón de las estepas de Anatolia, en una vasta área rural, un asesino y su hermano intentan guiar a un equipo policial hasta el lugar donde enterraron tiempo atrás el cuerpo de su víctima. En el curso de este viaje, una serie de pistas sacarán la verdad a la superficie.

 

 

 

 

 

 

Director: Nuri Bilge Ceylan

Intérpretes: Muhammet Uzuner, Yilman Erdogan, Taner Birsel, Ahmet Mumtaz Taylan, Firat Tanis, Ercan Kesal, Erol Erarslan, Ugur Aslanoglu

Guión: Ebru Ceylan, Nuri Bilge Ceylan, Erkan Kesal

Duración: 157′

Género: Drama

Estreno: 22/03/2013

Público: +18

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 1

Acción:  3

Amor: 0

Violencia: 6

Sexo: 0

Crítica:

El turco Nuri Bilge ya logró el Premio al Mejor Director en el Festival de Cannes 2008 con el film Tres monos. Con anterioridad, consiguió un destacado éxito con su película Uzac (Lejano) en 2002, ya que recibió el Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2011.

Érase una vez en Anatolia no es, bajo ningún concepto, un tipo de cinta habitual en nuestras pantallas. Tanto por su desarrollo como por su expresividad visual (y por añadidura, por su dilatado metraje) puede clasificarse como una obra mayor en el sentido más puro de la palabra. Se trata de un tipo de cine muy adecuado para su inclusión en certámenes especiales, donde igual puede encontrar sinceros y entusiasmados adictos como apasionados detractores.

La actividad inicial del director, fotógrafo de profesión, queda testimoniada a lo largo de toda la cinta. Las profundas y largas exposiciones de las estepas de Anatolia, con una cámara que se embebe en ellas y se eterniza desafiando los minutos de forma descarada, así como la recreación en los primeros planos de cada uno de los personajes, lo atestiguan explícitamente.

Pero Bilge no se ha conformado, aun siendo evidente, con la pura demostración de su capacidad fílmica visual. Ha entrado a fondo en el interior de cada uno de ellos, extrayendo lo más recóndito de su propio interior, sacando a la luz sus virtudes y sus miserias, sus deseos y sus fracasos. Y por encima de todo la rutina que atenaza el periódico ejercicio de sus vidas en un ambiente hosco, primitivo y profundamente dramático.

Un film duro, sin concesiones. Cine de festival para paladares de festival.


Fuente: Joaquín Guitart (www.taconline.net)