Tiburón (1975)

De vacaciones con un escualo

El título que catapultó a la fama a Steven Spielberg, gracias a la confianza que le mostró el estudio Universal, asombrado de lo que había hecho el joven cineasta con El diablo sobre ruedas. Tomando una novela de Peter Benchley, logró entregar un clásico del cine terrorífico con monstruo depredador. La acción transcurre el pueblecito costero y playero de Amity, donde empieza a hacer de las suyas el escualo del título. Las autoridades locales, temerosas de que los ingresos turísticos se vayan al traste por el miedo al tiburón, tratan de restar importancia a las muertes que se producen, e incluso muestran a un bicho, ya capturado, que supuestamente habría sido el tiburón asesino. La cosa no resulta tan sencilla, de modo que aúnan fuerzas para enfrentarse al tiburón el sheriff local, un experto oceanográfico y un cazador de tiburones.

Aunque el rodaje en el mar fue harto complicado, y al principio no se acababa de dar con el muñeco mecánico adecuado que hiciera las veces de tiburón, al final resultó un film redondo, gracias al magistral uso del suspense por Spielberg, bien apoyado en las inquietantes notas musicales de John Williams. Resulta memorable la escena de Quint, estupendo Robert Shaw, relatando el trágico destino de los ocupantes del barco USS Indianapolis.