Hoy empieza todo (1999)

 

La aventura de educar

El director francés Bertrand Tavernier maneja un tema de enorme calado: la educación. En torno orquesta una historia, la de Daniel, director de una guardería en Hernaing, un pueblecito de un área deprimida del norte de Francia. Con estilo naturalista, Tavernier presenta la vida de un educador, preocupado sinceramente por los problemas de los niños y sus familias. Se trata de uno de esos héroes anónimos, desconocidos del gran público. No es perfecto, pero hace cada día su papel: no se limita a cumplir un horario, o a tragarse situaciones injustas, como quien no se da cuenta de lo que pasa. Uno de los mayores méritos del film es el matiz, que ayuda a la credibilidad: lo fácil era caer en la denuncia maniquea de ministerios e inspectores, en contraposición al profesor superhéroe o a las sufrientes familias; y Tavernier lo evita. Existen personas insensibles o derrotadas de antemano, en el ayuntamiento o en educación; pero también las hay que se esfuerzan por usar los medios de que disponen; y el director sabe mostrar las dos caras de la moneda.

El título del film es, ya, toda una declaración de principios. Dificultades en la vida personal y profesional las habrá siempre; pero frente al lamento por los fracasos del pasado (o por la gloria de éxitos que ya… pasaron) y las fantasías acerca del porvenir, no hay que olvidar nunca que «hoy empieza todo», que en el momento actual es cuando uno tiene la posibilidad de mejorar las cosas, de ocuparse de los demás. Con tal principio trabaja Daniel (una magnífica composición del actor Philippe Torreton), que tiene bien aprendida una lección: la victoria de ayer no tiene por qué impedir la derrota de hoy, hay que dar la batalla cada día.