Sin móviles hasta los 16: «Algún día veremos raro que un niño de 12 tenga smartphone, como ocurrió con el tabaco»

Retrasar el uso del teléfono inteligente lo máximo posible es el objetivo de estas familias, que se comunican por el canal Telegram

CARLOTA FOMINAYA – ABC Familia

 

La iniciativa ‘Sin móviles hasta los 16 años’ ha sacado a la luz un cambio social que desean millones de familias de toda España: retrasar el uso del smartphone lo máximo posible en sus hijos. «Este movimiento hay que moverlo. Yo os acompaño donde haga falta», es el mensaje recibido por WhatsApp de L.A., policía, con tres hijos menores de 18 años, y muy consciente además de que las responsabilidades penales empiezan a los 14.

«Sin criminalizar a aquellos que opten por dar un móvil a sus hijos en la Primera Comunión, mi hija de 9 no lo va a tener porque prefiero que esté haciendo otras cosas. Es lo que se llama coste de oportunidad. No es tanto por lo que puedan hacer -como entrar en contenido inadecuado por edad, que también-, sino por lo que dejan de hacer. Recordemos que están pensados para enganchar», apunta R.Sl, ingeniero aeronáutico y precursor del canal de Telegram en Madrid.

«Yo no quiero ver a mi hijo como muchos de sus compañeros de clase, que han recibido el móvil en el paso a la ESO y que encienden el móvil nada más salir del colegio, si no es ya en el patio, y hacen todo el trayecto mirando a la pantalla. Tampoco ver cómo vienen a casa invitados a comer y se lo ponen entre las piernas», dice C.P., madre de un niño de primero de Secundaria.

En el canal de Telegram habilitado para tal fin hay médicos, psicólogos, abogados, periodistas… y muchos docentes, todos firmemente convencidos de que los riesgos que conlleva un uso temprano de las nuevas tecnologías son mayores a los beneficios. «No lo necesitan tan pronto como se lo estamos dando, eso es uno de los primeros mitos contra los que hay que luchar. Porque, ¿cuáles son los beneficios? ¿Que esté geolocalizado? Para eso vale un Nokia sin datos y no hace falta tener el último Iphone del mercado a tope de datos libres a los 12 años, por mucho que tengan aplicaciones de control y sus padres les formen en casa. Estamos confundiendo conceptos y adelantando muchas cosas que un prepúber no tiene por qué vivir», apunta R. S.

De hecho, añade H.G., profesor universitario de una asignatura llamada precisamente ‘Comunicación audiovisual» en el grado de Educación y padre de dos niñas de 7 y 10 años, quien piensa que «los niños menores de con móviles se están perdiendo una parte de la vida que solo la pueden disfrutar ahora y de una etapa muy importante para desarrollar, por ejemplo, su capacidad creativa. Introducir la tecnología a edades tan tempranas es una locura, no pueden controlarlo». «Mi hijo en cuanto tuvo acceso a la tablet del colegio dejó de dibujar», interrumpe F.A..

Es lo que «en Pediatría se llama ‘efecto desplazamiento’», advierte Catherine L’Ecuyer, autora de ‘Educar en el asombro’, y también presente en este grupo. «Porque mientras un niño está delante de una pantalla está dejando de hacer otras muchas cosas que necesita para su buen desarrollo». «El tiempo pasa muy rápido entre vídeo y vídeo y no tienen la madurez necesaria para poder enfrentarse a la gestión del tipo de contenidos que se encuentran. Además -se cuestiona H.G., el padre docente del grado de Educación-: ¿de verdad alguien duda todavía de que estos niños, nativos digitales, no van a saber usar la tecnología?«.

Lo cierto es, explica L’Ecuyer, «que llevamos desde 2004 hablando de que la educación será digital, o no será, de que no se puede poner puertas al campo, de que esto es tsunami que no se puede parar, de que nuestros hijos tienen que ser como los demás para socializar, y que hay que educar en un uso responsable y no prohibir y que hay que introducirlo cuanto antes mejor… En mi opinión, a los niños les estimulamos tanto que se acostumbran a ese nivel y todo lo que va más lento, o requiere de más esfuerzo, no les interesa porque no les capta la atención. Es una espiral».

«Pensar que se van a quedar atrás es caer en una trampa -añade R.S.- porque los que sí tienen dispositivo lo único que hacen es usar un teléfono inteligente con instalaciones preinstaladas, no están aprendiendo a programar, que es lo que sería interesante quizás». En este punto Rodrigo, otro padre súper activo en el canal, puntualiza: «No es ir en contra de la tecnología. Esa es otra frase muy peligrosa, y con la que se justifican otros muchos padres que ya han entregado el móvil», prosigue R.S. En todo caso, matiza, «estaríamos mezclando temas y si estamos hablando de ‘Educación digital’ lo que habría que hacer es enseñarles a programar y a pensar, a tener espíritu crítico… algo que no se tiene tan pequeño».

A esas edades de 10, 12 años, explica L’Ecuyer, «su cerebro no está preparado, pero tampoco a los 16, porque no ha adquirido una serie de características que son claves para un buen uso de las tecnologías. «Primero, han de ser capaces de discernir entre lo público y lo privado. Después, han tener la fortaleza, la templanza, el autocontrol y la capacidad de inhibir estímulos externos… En tercer lugar, han de poder reconocer lo qué es relevante y lo que no. Para ello han de tener un proyecto vital y conocimientos suficientes para poder contextualizar la información que se les da. Y en cuarto lugar, han de ser capaces de prestar atención de forma sostenida, de concentrarse. ¿Cuántos niños de esas edades tienen consolidadas todas esas cualidades?», cuestiona L’Ecuyer. «Si a nosotros mismos nos cuesta y hacemos clic a la 1 de la mañana en una noticia absurda, ¿qué van a hacer ellos, que no tienen el cerebro bien amueblado? Sin el conocimiento que permite contextualizar la información, nuestros hijos son carne de cañón para caer rendidos ante las noticias falsas», advierte esta experta.

‘Es que todos lo tienen’

La iniciativa, que partió de un grupo de WhatsApp creado por una madre de Poble Nou (Barcelona), se ha extendido como la pólvora por todo el país, dejando claro que existe un malestar evidente en gran parte de la sociedad. Desde que se conoció la iniciativa catalana, bajo el nombre de Adolescència Lliure de mòbil, la adhesión de familias ha sido tal que tuvieron que crear un grupo nivel nacional (Es-Adolescencia sin móviles), del que cuelgan canales de todas las comunidades autónomas del país (Madrid, Álava, Navarra, Islas Baleares, Alicante, Almería, Cádiz, Málaga, Granada, Huelva, Jaén, Sevilla, Castilla-La Mancha…).

«Nos unimos para tener más fuerza, compartir noticias y realizar acciones encaminadas a retrasar el uso de los dispositivos móviles hasta los 16 años», explican. «La idea es hacer un pool y poder presionar un poco. Sentirte respaldado ante la frase de ‘es que todos lo tienen’ es la clave de todo esto, aunque luego por supuesto es una decisión de sentido común, muy personal y familiar. La mitad de padres de mi entorno tiene claro que quiere retrasar la entrega del primer dispositivo, y de la otra mitad, hay un treinta por ciento que se apuntaría si tuviese apoyo en esta línea de otros padres. Creo que es posible que se llegue a ver raro un niño con un móvil en la mano, igual que se consiguió ver raro a un menor de 14 fumando, algo habitual en mi juventud«, explica R.S.

«Creemos que les va a pasar algo por no tener el móvil pero no les va a pasar nada. Es una falsa sobreprotección», apunta Rodrigo L.. Así lo corrobora L’Ecuyer, para quien este movimiento »no significa en absoluto apartarlos de la sociedad, sino todo lo contrario: les damos la oportunidad de que queden con sus compañeros de clase en modo presencial, socialicen y se miren más a la cara». Lo que está claro, concluye esta experta, es que «la clave para resistir es triple: Primero, solo se puede resistir a este tsunami teniendo un proyecto familiar muy claro y atractivo. Segundo, es importante dar alternativas de ocio de calidad. Y tercero, es preciso rodearse de familias que tengan las mismas inquietudes. Si no se cuida estos tres aspectos, difícilmente se puede resistir ante la presión del entorno. En cualquier caso, por mucho que necesitamos del ambiente para ayudarnos, la decisión de dar o no dar un móvil con Internet es una decisión familiar que no debe depender de los demás. Los padres son los primeros educadores«.

Actividad frenética del canal

Mientras tanto, la actividad de los canales es frenética. El grupo catalán () consta ya de 9.571 miembros y en el de la capital (MAD-Adolescencia sin móviles), con 2.370 miembros, tienen una media de 500 mensajes al día.El primer paso y su punto de partida ha sido una reunión presencial que ha tenido lugar este pasado sábado en una casa particular de Madrid. La próxima cita madrileña tendrá lugar este 14 de noviembre a las 10:30 por Google Meet para debatir sobre el asunto y que ‘la gente se implique y el movimiento, que está en fase embrionaria no quede en ‘aguas de borraja’ sino que se construya una estructura mejor que pueda ir sumando buenas ideas, a través de los delegados locales, al igual que están haciendo en Barcelona», explica R.S., el padre que abrió el canal en la capital.