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Tilikum es una orca macho que fue capturada en la década de los ochenta. Desde entonces, ha formado parte de espectáculos con animales en parques marinos, primero en el SeaLand de la Columbia Británica y, tras su clausura, en el SeaWorld de Orlando. A lo largo de todos estos años, se ha visto implicada en tres incidentes mortales con humanos, el último de ellos el de la experimentada entrenadora de orcas Dawn Brancheau en 2010.

Director: Gabriela Cowperthwaite

Guión: Gabriela Cowperthwaite

Duración: 83′

Género: Documental

Estreno: 31/10/2013

Público: +12

Valoración: ****

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 2

Amor: 0

Violencia: 2

Sexo: 0

Crítica:

El mediático caso real de la ballena Tilikum y otros incidentes acontecidos en las piscinas de diversos parques acuáticos del globo sirven a la documentalista Gabriela Cowperthwhite como punto de partida de esteBlackfish, nombre que daban a las orcas las tribus nativas de Norteamérica. La película pretende explorar los efectos de mantener en cautividad a estos animales, así como la reacción de la naturaleza al verse forzada por la actuación del hombre.

Cowperthwhite establece una cronología de los hechos que se apoya en el testimonio y en el documento audiovisual para reconstruir una historia que recoge el proceso de caza de la orca, su posterior traslado a un recinto contrario a su naturaleza y la alteración del comportamiento del animal derivado de este acto y del trato que recibe. Varios entrenadores del propio parque SeaWorld; víctimas, compañeros y familiares de afectados por ataques de orcas; o uno de los participantes en la captura de Tilikum aportan sus reveladoras experiencias a un relato conmovedor que adquiere un tono ecologista.

El impacto es eficaz e inevitable en el espectador al descubrir el documental los crueles métodos de caza de ballenas, la sensibilidad con la que estas sufren la separación de sus familias, la hostilidad con la que pueden llegar a ser recibidas por otros animales en las pequeñas piscinas en las que son recluidas, o el simple sinsentido que supone contemplar a un ser tan majestuoso, enérgico y bello privado de toda su potencia.

Sin embargo, lo más turbador de esta denuncia es el escalofriante y, en ocasiones, trágico devenir de su relato conductor, que se apoya en auténticas imágenes y grabaciones de gran tensión y cierta dureza, que con tacto se evita llevar al extremo. Aun así, Blackfish ni pretende ni permite que su dimensión reivindicativa resida en las consecuencias negativas que tiene para el propio hombre relacionarse de manera aberrante con el mundo y sus criaturas, sino en el derecho de todas ellas a participar de la creación al margen de la prepotencia del ser humano.

Fuente: Juan Xipell (www.taconline.net)