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Entrevista a José Luis Colás, presidente de la Agrupación de Telespectadores y Radioyentes (ATR). Teresa Palacios. Periodista Digital

La ATR sobre la creación del Consejo de Medios Audiovisuales: «La hipocresía de los políticos es palpable»

Insiste en que la televisión que tenemos sigue siendo una concesión del Estado, «lo que implica un control en la calidad de los productos audiovisuales»

El anuncio del ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, de la creación de un Consejo Estatal de Medios Audiovisuales antes de verano (El Gobierno ZP quiere sancionar los «climas de crispación» en las televisiones) ha dividido aún más a sus defensores, agrupados en consumidores y asociaciones de espectadores y radioyentes, y periodistas y empresarios audiovisuales. (Losantos sobre la creación de un Consejo de Medios Audiovisuales: «No se escuden en Belén Esteban para reprimir a los medios hostiles»)

Mientras los primeros llevan años solicitando la creación de un órgano regulador de contenidos audioviales, los segundos advierten del resurgimiento del fantasma de la censura, la intromisión y control autoritario por parte del Gobierno.

Mariano González Fernández, portavoz de la Agrupación de Telespectadores y Radioyentes (ATR) ha explicado a Periodista Digital que desde su posición de consumidores su mayor preocupación y reclamo es que se cumpla la Ley General Audiovisual y dentro de esta ley, «la protección de los menores».

Nosotros no entramos en cuestiones políticas porque no nos compete. Nuestro reclamo nada tiene que ver conla censura. Simplemente queremos que exista un órgano supervisor que vigile a los medios de comunicación para que cumplan la legislación vigente. Lo que no es normal es que de 17:00 horas a 20:00 horas de la tarde, que es el horario de protección infantil más reforzado, existan programas y series de televisión inadecuados para menores de 13 años.

Periodista Digital ha entrevistado a José Luis Colás, presidente de la ATR para analizar estas y otras cuestiones sobre el mercado y panorama televisivo. Sobre la creación del Consejo Estatal de Medios Audiovisuales (CEMA), Colás asegura que desde la ATR no comprenden «ni al Gobierno ni a la oposición» ya que el primero propuso dicho Consejo y lo incluyó en una ley para luego tenerlo congelado y el segundo siempre ha argumentado que «los consejos audiovisuales son susceptibles de politización e injerencia en la libertad de empresa y de expresión».

Total, que si alguien quiere ejercer su derecho de opinar como ciudadano sobre la oferta de un medio de comunicación tan crucial como la televisión, tiene que ir a la ventanilla del Ministerio de Industria, un órgano de gestión política, por muy honrados que sean sus titulares. Esto no es serio y las instituciones, el Gobierno y el Parlamento revelan en este tema poca sensibilidad con los menores.

  • ¿En España, tenemos una televisión de calidad?

Es difícil contestar porque hubo una ministra socialista que cuando un programa de TVE se saldó con un fracaso de audiencia, declaró que eso ocurría porque tenía demasiada calidad. Aquel argumento ad casum era falso pero el hecho es que no siempre los programas más vistos son los de más calidad. El objetivo de cada televisión ha de ser una programación diversificada como para que cualquier espectador se informe, aprenda y descanse. En ATR rechazamos esas televisiones que se llaman generalistas y han terminado siendo de nicho, cuya especialidad es banalizar las relaciones humanas, cuando no la zafiedad.

  • Su Asociación vela por el cuidado y respeto de los derechos del usuario y consumidor de TV, ¿cuales son lo que más se vulneran?

Las que más afloran son las denunciadas ante los tribunales y que acaban en condena a la televisión. Suelen referirse a injerencia en la intimidad de la persona y en las ofensas al honor y a la propia imagen, o a injurias y calumnias. Pero luego están las que no tienen penalización casi nunca; o como mucho, una sanción administrativa, que no son delito. Me refiero a las vulneraciones del Código de Autorregulación que se dieron todas las cadenas en 2004, para que de seis de la mañana a diez de la noche no se incluyan contenidos ni perjudiciales ni muy perjudiciales para los menores de 13 años, ni para los adolescentes. Este Código prevé una franja de protección reforzada, entre cinco y ocho de la tarde, de lunes a viernes; y de 9.00 a 12.00 horas, sábados y festivos, tramo en el que la vigilancia de los contenidos se comprometieron a hacerla más estricta.

Es importante subrayar un dato que pasa desapercibido: estas franjas de protección al menor están incluidas en la vigente Ley General de la Comunicación Audiovisual, ley que menciona expresamente al citado Código como referencia para proteger a los niños de los contenidos más agresivos. Basta con haber visto una vez buena parte de las cadenas generalistas para comprobar que a diario desafían la ley sin que nadie se altere.

  • Y los niños, ¿son los grandes olvidados?

ATR es beligerante. Ahora estamos librando la batalla para que se haga realidad en Consejo Estatal de Medios Audiovisuales (CEMA) ya que diez meses después de aprobada la ley, el Gobierno sigue sin aplicarla y el Consejo Audiovisual Estatal sólo es un fantasma. La insensibilidad de los políticos es palpable y la hipocresía subyacente en sus mensajes, esa sí que hiere la sensibilidad de cualquier ciudadano. Los grupos parlamentarios con más poder hacen grandes aspavientos cuando hablan del bienestar de los niños, todos nos dicen que están de acuerdo en que se les defienda, como prevé la directiva europea vigente, sí. Pero llega al Congreso de los Diputados una propuesta para desarrollar el Consejo y rechazan la enmienda sin debatirla. Entre otras cosas, ese Consejo Audiovisual Estatal tiene el encargo de hacer cumplir las normas sobre protección a menores, haciendo efectivos los contenidos en esas franjas de seis de la mañana a diez de la noche, de modo general, y de cinco a ocho de la tarde, de manera estricta. Sí, los niños son los grandes olvidados del legislador, no sólo del Gobierno.

  • La llegada de la TDT ha supuesto la aparición de una multitud de canales de televisión, ¿para el espectador ha sido positivo tener esta variedad?

La TDT no ha empeorado la calidad de nuestra televisión, pero tampoco la ha mejorado sustancialmente. La calidad de los programas no es directamente proporcional ni al número de canales, ni a los avances tecnológicos, aunque ambas cosas son deseables. Lo que ATR valora es la diversidad de programas, para que el usuario pueda elegir el formato, el género y el enfoque. Porque, de los diez espacios más vistos, en noviembre pasado, siete eran de TVE La1. A su vez, de estos siete, cuatro fueron partidos de fútbol y tres, series de ficción (‘Cuéntame’ y ‘Águila Roja’). Y los tres que faltan para completar los diez más vistos, todos corresponden a laSexta: dos son sendos grandes premios de Fórmula 1 y el tercero, un partido de fútbol. Si la lista de máxima audiencia se amplia a 20, la única peculiaridad estuvo en la serie ‘Hispania’, de Antena3.

En principio, esta selva de nuevos canales tiene dos fenómenos destacados: el pluralismo ideológico en las tertulias y debates televisados, así como en sus respectivos informativos; y la oferta de dibujos animados para los más pequeños, en canales temáticos. Luego, las cadenas matrices distribuyen el material por el resto de sus canales por segmentos de edad, profesiones, etcétera, con el fin de rentabilizar mejor la publicidad.

  • ¿Quien gana con la TDT? ¿El usuario o las empresas de comunicación?

Algunas empresas ganan más y otras padecen serios problemas económicos porque la TDT ha fragmentado muchísimo las audiencias. A los canales nuevos y más modestos les cuesta despegar, ya que la programación propia y de calidad requiere proyectos a largo plazo, y estos necesitan inversiones suficientes.

  • ¿Que opinión tiene sobre el oligopolio que las productoras afines al PSOE tiene RTVE? ¿Es positivo para el ciudadano?

Los oligopolios nunca están justificados. Son una distorsión clara del mercado. Si además, se diera el caso de que una empresa estatal sólo contratara con empresas gobernadas por directivos afines ideológicamente, el favoritismo sería evidente y condenable. Por tanto, en ATR creemos que, aunque una empresa pública tenga sus condicionamientos ideológicos, debe ser respetuosa con el interés general, evitando ser partidista en sus mensajes, encubiertos o explícitos.

  • 2010 ha sido un año de grandes cambios en el mercado televisivo, ¿qué considera que sucederá en 2011? ¿Vamos por buen camino?

Nuestra asociación nació para intentar ayudar en la mejora de los contenidos audiovisuales, estimular el sentido crítico del espectador y su formación y defender los derechos del ciudadano, sobre todo de los menores de edad. Comprendemos perfectamente que el empresario se juega su dinero en la televisión y no se le deben imponer sólo deberes, pero nos negamos a contemplar la televisión como una mercancía más, porque no lo es. Es más, de acuerdo con nuestro ordenamiento jurídico, las emisiones televisivas son un servicio público sometido, por tanto, a concesión administrativa.

  • En su opinión ¿qué tipo de programas o de televisión es la más perjudicial para el espectador?

Sin duda alguna, aquellos que adocenan a la persona y ahogan su capacidad de crítica. En ATR no comprendemos la profusión de programas que exhiben las miserias de las personas y los personajes, desde las nueve de la mañana hasta altas horas de la madrugada. Insisto en que nuestra televisión sigue siendo una concesión del Estado, lo que implica un control en la calidad de los productos audiovisuales. Ahora, los espacios de cotilleo y venta de la intimidad se hallan -con diferente intensidad, sí- muy extendidos, quizás porque su coste es pequeño comparado con su audiencia potencial. 

Por otro lado, discrepo de las televisiones que ofrecen telebasura de distinta gama, justificándola por la demanda existente. Yo opino que esa demanda se estimula con todas las fuerzas al alcance de algunos empresarios. Y como juegan con el factor emocional de la insaciable curiosidad que tenemos sobre la vida y milagros de los demás, terminan estragando el paladar del espectador.

  • Desde su Asociación, ¿que opinión tienen del cierre de CNN+? ¿Se podía haber evitado?

Lo lamentamos, sobre todo porque, un segundo después de cerrar, su frecuencia la comenzó a ocupar el producto menos adecuado para un menor de 13 años, como es Gran Hermano. Probablemente, con un Consejo Audiovisual como el existente en Andalucía, esto sería imposible: habría defendido los derechos del espectador menor de edad. Al menos, el Consejo haría más sencilla una reclamación, en lugar de la peregrinación que ahora se le exige al ciudadano para quejarse.

  • Usted consume televisión, ¿Cómo lo hace? ¿Qué canales ve?

En 2010, cada español dedicó una media de 234 minutos a ver televisión. Yo veo la televisión que me informa y me distrae. No soy de piñón fijo en los programas. Necesito estar informado de todos los canales y lo procuro, pero no pierdo el tiempo con programas en los que no se respeta la dignidad de las personas, ni se guardan las formas al debatir.