El oficial Rick Grimes  (Andrew Lincoln) despierta en un hospital abandonado. Después de pasar un tiempo en  coma, el policía se enfrenta al horror que encuentra a su alrededor cuando  recobra la consciencia. Su mujer, su hijo y todo lo que él consideraba su mundo  han desaparecido. En su ausencia, algo ha destruido su entorno y ha acabado  con casi la totalidad de los humanos para convertirlos en zombis. Sólo han conseguido salvarse unos pocos, recluidos en un campamento a las afueras de  Atlanta, y la principal misión de Rick será llegar hasta allí para buscar entre ellos a su familia. Cueste lo que cueste.  

La base argumental de esta ficción gira en torno a la  lucha entre humanos y zombis. Los pocos supervivientes de la catástrofe  tendrán que enfrentarse a un mundo de terror cargado de mutantes sedientos  de carne y encontrar un sitio seguro en el que vivir sin la continua amenaza de la muerte. 

Esta producción está basada en el cómic homónimo de Robert Kirkman y dirigida, producida y adaptada por Frank Darabont, nominado tres veces al Oscar por películas como La milla verde o Cadena perpetua

Una serie sobre supervivencia cargada de acción e  intriga cuya primera temporada está formada por seis episodios de una hora de  duración. Las relaciones que se establecen entre las personas que han sobrevivido sin secuelas al cataclismo serán también un importante hilo argumental en The Walking Dead, donde a veces el peligro no está solo ahí fuera. 

Cadena: La Sexta, M – 22:15 h.

Género: Serie, Terror

Público: +16

Lenguaje: Coloquial

Duración: 45′

Fecha de estreno/producción: 2010.

Temporada 1

Contenidos (0 a 6):

Humor: 1

Acción: 3

Violencia: 4

Sexo: 1

Crítica

Esta serie, que se convirtió en un producto de culto (como su cómic) antes de su emisión en televisión, se considera uno de los grandes estrenos de la temporada televisiva (americana) junto a Boardwalk empire (HBO). Boardwalk empire cuenta con Martin Scorsese entre sus productores ejecutivos, un director aún más reconocido que el ya consolidado Frank Darabont. Ambas se emiten en canales por cable, en los que conviven un mayor riesgo creativo (pues su público es más reducido), pero también una mayor apertura a mostrar la violencia explícitamente.

En el capítulo de hermandades, los zombies tienen un largo historial, sobre todo desde la mítica La noche de los muertos vivientes (1968) de George A. Romero. Además de la marginal serie B, recientemente se han estrenado títulos habitados por criaturas semejantes (28 días después y la secuela 28 semanas después) y con un arranque paralelo al excelente de la novela gráfica y la serie de Kirman. Este subgénero fantástico siempre ha estado en estrecho contacto con el apocalíptico para despertar la vertiente más interesante del guión: la búsqueda de la humanidad como esencia de la naturaleza del hombre, en un entorno hostil. El best seller de Cormac McCarthy, también llevado al cine, The road es otro claro ejemplo.

Darabont y compañía han abanderado un producto propio de la cultura popular (pop), y de la tendencia actual a mezclar formatos y referentes (la iconografía del western también aparece: pervive en un Rick enfundado en su uniforme de sheriff a caballo frente a una carretera desértica y una ciudad destrozada), e hijo de la contemporánea revalorización de la ficción televisiva (con talentos emigrados del cine y mayores inversiones económicas). Y se puede decir que lo han hecho bien.

La realización se inclina al clasicismo, con una fotografía e iluminación que la confunden, positivamente, con la calidad cinematográfica. Hay guiños a ese público que llamamos freaki y que disfruta con las vísceras, pues los extras con tripas descosidas y cabezas abiertas no son pocos-. Pero también han creado un estilo en el que el ritmo no es frenético -las secuencias en un mismo espacio duran más minutos de lo estándard en la mayoría de series- y la exploración de la batalla entre resistencia y lucha solidaria y la egoísta e instintiva se torna muchas veces interesante narrativa, emocional y éticamente.

Sin embargo, no es fácil perdonar los excesos de violencia y un explítico episodio sexual que distancia a un público más sensible de una serie que está bien, pero que corre el peligro de sobrevalorarse. Como sus productores sostienen, el objetivo es entretener con contenido.

Firma:
Lourdes Domingo