Esta serie de superhéroes de DC Cómics entra en el grupo de ficciones de serie B, no tanto por el diseño de producción (que es más que aceptable), sino por el guión. Desde el inicio del episodio piloto (una escena de acción tan aparatosa como torpe), queda claro que los personajes y la trama son tan simples e insulsos que la serie sólo sea aconsejable para un público infantil. El reparto esta liderado por Brec Bassinger, una cara fotogénica y simpática que hemos podido ver en Los Goldberg, y que se queda muy lejos del carisma que desprende Melissa Beinost en Supergirl, una serie que no llega a fascinar pero que es mucho más divertida que Stargirl. Luke Wilson tampoco añade nada nuevo a un personaje de cartón piedra que hace de padre adoptivo de la chica con poderes de colores. Entre los productores y creadores de la serie están los prolíficos Geoff Johns y Greg Berlanti, responsables de algunas series de superhéroes entretenidas y de cierta calidad como The Flash, Arrow o la citada Supergirl, y otras mediocres como Batwoman o DC´s Legends of tomorrow. Stargirl no llega al ridículo porque tampoco ambiciona llegar a ninguna parte, simplemente se contenta con ser un historia de personajes huecos rodeados de efectos especiales. La música de Pinar Tropak (Capitana Marvel, Krypton) es coherente con la falta de aspiraciones creativas de la serie, al igual que el vestuario de Emily Gunshor, que practicamente hace que Stargirl vaya con el mismo diseño que el Capitan América. Stargirl no tiene nada que ver con la reciente y empalagosa producción romántica de Disney del mísmo título, ni con las ochenteras series y películas sobre Starman ideadas por Bruce A. Evans y John Carpenter. Firma: Claudio Sánchez