Creador: Ryan Murphyimages Intérpretes: Édgar Ramírez, Darren Criss, Ricky Martin, Penélope Cruz Duración: 9 capítulos de 50-60 minutos Emisión en España: Antena 3 y Netflix Público adecuado: +18 (XDV) Calificación: 7/10

El asesino y ladrón de la serie

Aunque la publicidad y las noticias del rodaje apuntaban a que esta serie estaba centrada en Gianni Versace y su hermana Donnatella (interpretada por Penélope Cruz), en realidad no es así. Tampoco es una ficción centrada en el asesinato del modista italiano en 1997 en Miami, sino en la persona que acabó con su vida. Ese es el gran problema y la gran ventaja de la serie. El personaje de Versace y su hermana interesan muy poco, a pesar de que ocupan mucho menos metraje del esperado. Pero cuando aparece el sociópata Andrew Cunanan (interpretado magistralmente por Darren Criss, conocido por el show musical Glee) la serie crece, sorprende y llega a ser fascinante. Es el asesino y el ladrón que le roba el protagonismo a Versace, Ricky Martin y Penélope. La evolución de Ryan Murphy en los últimos años es casi inmejorable. Era uno de los creadores más importantes de la televisión norteamericana con series como la citada Glee, American Horror History o Nip/Tuck, pero siempre caía en un estilo barroco chillón que acababa por envenenar de efectismo y superficialidad sus producciones. En 2016 dio un giro en su carrera creando dos series sobresalientes como American Crime Story: El pueblo contra O.J. Simpson y Feud: Bette and Joan. Manteniendo un sello propio logró superar sus excesos manieristas y calmó la excentricidad de sus personajes ofreciendo algunos retratos imborrables de desarrollo ejemplar. A priori la historia de este asesinato era una material incandescente en manos de Ryan Murphy. Gianni Versace era un modisto homosexual conocido por su ropa colorida y chillona que le permitió vivir rodeado de un lujo exagerado. Por si fuera poco su asesino fue un joven y atractivo timador profesional dedicado a la prostitución. Con estas premisas era fácil imaginarse una serie llena de morbo y escenas de recreación violenta y sexual. Afortunadamente no es así. El foco de atención se centra en la psicología del asesino maquiavélico, complejísimo en su perversidad, ambición y narcisismo. Las diferente caras de este camaleón se desvelan con maestría, dejando al espectador atento hasta el último capítulo. El uso de la música es muy acertado para reflejar los ciclotímicos estados de animo del protagonista. Sus exaltaciones de una vida aparente y terminal de hedonismo y violencia son sugeridas con brillantez con canciones como la versión de Laura Barnigan del mítico Gloria de Umberto Tozzi o el Easy Lover de Phil Collins. También se acierta en ambientar el mundo de farándula y pasarelas de Versace con canciones como You Showed Me de Lighting Seeds. La dirección artística de la serie está a la altura de las circunstancias con un vestuario marca de la casa, las localizaciones estrafalarias, planos aéreos de las playas de Miami, etc. Más limitado es el acabado y cierre de los personajes que no llega a culminar satisfactoriamente. Probablemente  haya pesado el miedo a realizar algún tipo de juicio sobre la vida del modisto que pudiese incomodar a su hermana Donnatella, heredera actual del imperio Versace. Tampoco en la descripción de Andrew Cunanan se acaba de explicar un comportamiento tan enrevesado y radicalmente diabólico. A pesar de que se dedica especial atención en un capítulo a su infancia y educación, las claves son insuficientes para entender la psicología de un asesino en serie de este calibre. Muchas más irrelevantes son los personajes de Versace y su hermana. A pesar de que Penélope Cruz está correcta aunque algo sobreactuada, su perfil carece de fuerza dramática y personalidad, algo parecido a lo que sucede con el modisto italiano. Son italianos, sentimentales y ricos. Volubles y anónimos. Demasiado poco para llenar una serie de 9 capítulos. Eso es lo debió de pensar su creador al darle todo el protagonismo al psicópata guaperas. Lo de Ricky Martin como el novio de Versace ya es conocido por todos. Lo suyo es cantar y bailar, pero no actuar. Es evidente Aún así el retablo de vanidad y superficialidad que ofrece la serie es expresiva y matizada con algunas concesiones que Ryan Murphy no ha sido capaz de contener.

Claudio Sánchez