Título original: Captain Fantastic

Género: Comedia, Drama

Año de producción: 2016

Publico: +16

Duración: 118′

Fecha de estreno: 23/09/2016

País: EE.UU.

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Matt Ross es un actor secundario (Buenas noches, y buena suerte, El aviador…) que se han prodigado, en los últimos años, en series de televisión (Silicon Valley) y que estrena con Captain Fantastic su segunda producción como director y guionista. Su ópera prima 28 hotel rooms funcionó en algún festival pero tuvo muy poco recorrido en salas.

Arropado por un casting muy bien perfilado y encabezado por un protagonista sólido como Viggo Mortensen, la película arranca con una voluntad cautivadora que se alarga hasta prácticamente su final. Por eso, Matt Ross se dedica a hacer ostentación de un modo de vida anclado en el esquema hippie-marxista, pero bañado de algún que otro tic posmoderno más contemporáneo.

El escenario natural y la construcción humana, a base de detalles, de esa vida “idílica” se lleva a cabo también con abundantes detalles visuales y verbales. Sentar sus bases es un objetivo prioritario del guion, que también deja claro la visión que Ben tiene de la vida en el occidente capitalista.

En ella (su visión) hay muchos aciertos, entre ellos, que Ben se dedique casi plenamente a la educación de sus seis hijos y a prepararles para ser personas capaces de leer, pensar, generar argumentos (eso sí, siempre a partir de su cerrado perímetro ideológico) y salir de complicadas situaciones físicas.

No obstante, el film revela (tarde y con giros algo ásperos) algunas de sus contradicciones o carencias. Por un lado, que lo haga tarde, con poca suavidad dramática y poca finura narrativa provoca una descompensación de la trama que contagia a un alargado y pasado de vueltas cierre.

Y por otro, al revelar algunas de esas paradojas se deja en el tintero otras no poco importantes, como la obsesión de Ross por caricaturizar la religión para hacer más divertida su propuesta, mientras hace gala del flagante maniqueísmo que él mismo pretende denunciar.

A pesar de su aspecto, no se trata de una película cuyo asiento sea un público familiar o colorista. Captain fantastic tiene muchas sombras y contrastes tanto en su discurso como en la construcción del guion. Por eso, su espléndida realización y fotografía –donde se sabe pasar (con una coherente gradación) del primer plano al plano general– puede desdibujar el tono real de un film demasiado pautado en sus ideas, aunque permeable para entablar un diálogo entre padres o educadores.

Firma: Lourdes Domingo