Ficha: 118 min. | Acción | Thriller Público apropiado: Jóvenes Año: 2016 País: EE.UU. Dirección: Edward Zwick Intérpretes: Tom Cruise, Cobie Smulders, Robert Knepper, Danika Yarosh, Patrick Heusinger, Aldis Hodge, Holt McCallany, Teri Wyble, Jason Douglas Segunda entrega cinematográfica de las andanzas del antiguo y taciturno policía militar Jack Reacher, protagonista de un montón de libros escritos por Lee Child, el adaptado en esta ocasión parece que hace el número 18 de la saga. La novedad reside en mostrar que el bueno de Jack tiene, después de todo, su corazoncito. En efecto, cansado de vagar solo por ahí, decide ir a conocer a la comandante Susan Turner, un contacto en Washington con la que ha colaborado a distancia para resolver algunos casos, quizá podrían salir a cenar y tal. Pero se encuentra con que ha sido detenida, acusada falsamente de alta traición. Su abogado le explica que estaba llevando a cabo una investigación sobre un feo asunto de tráfico de armas en Afganistán, y sus dos agentes sobre el terreno fueron asesinados. Todo apunta a que no hay ninguna voluntad por esclarecer los hechos, y Jack facilitará la fuga de Susan, pues existe una conspiración para liquidar a todo el que sepa demasiado sobre la investigación de la comandante. Un mercenario dirige la persecución de los fugados, y descubre un inesperado punto flaco en Jack: una supuesta hija adolescente, cuya existencia desconocía. Edward Zwick sustituye en la dirección y coautoría del guión a Christopher McQuarrie, al que no obstante se le ha concedido el crédito de productor ejecutivo. Seguramente la trama no es tan sólida como la del film original, aunque se trata de conservar el sentido del humor, las sorpresas –no lo son mucho en esta ocasión– y la química entre personajes, esta vez entre Tom Cruise y Cobie Smulders, a la que se suma la tercera en discordia-concordia, Danika Yarosh, que da vida a la hija, sobre la que mientras se mantienen las dudas sobre si realmente lo es, se le conceden rasgos que haría pensar en aquello de “tal palo, tal astilla”. Algunas escenas están muy bien escritas, como la del arranque con la pareja policial que pretende arrestar a Jack. Otras, aunque sean muy espectaculares –el clímax durante el desfile de Halloween–, resultan más forzadas, parecen obedecer a la exigencia de que hay que terminar la película con una gran traca final. Firma: José María Aresté