Arthur Kipps, un joven abogado londinense, viudo y con un hijo de tres años, es enviado por su jefe al remoto pueblo de Crythin Gifford para encargarse de los asuntos de un cliente recientemente fallecido, propietario de una gran mansión a las afueras. Nada más llegar al pueblo se topa con el recelo y el secretismo de la gente del lugar, que no parece ver con buenos ojos la presencia de Arthur en la villa. La inquietud del joven aumenta cuando, en su primera visita a la casa, divisa por la ventana a una misteriosa mujer vestida completamente de negro.

 

Director: James Watkins

Intérpretes: Daniel Radcliffe, Ciarán Hinds, Roger Allam, Sophie Stuckey, Janet McTeer, Shaun Dooley

Guión: Jane Goldman

Duración: 95′

Género: Terror

Estreno: 17/02/2012

Público: +16

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 2

Amor: 0

Violencia: 2

Sexo: 0

Crítica:

La productora británica Hammer vivió una época esplendorosa entre 1965 y 1979 con sus series de films de terror gótico protagonizados por algunos de los personajes más recurrentes de la literatura y la mitología popular. Las historias de Drácula, Frankenstein o la momia se convirtieron en películas de bajo presupuesto producidas sin tregua y consagraron a figuras de la talla de Peter Cushing o Christopher Lee en el imaginario colectivo. Ahora, tras su refundación en el año 2007 y algún que otro proyecto poco afortunado (La víctima perfecta), apuesta por regresar a sus orígenes con esta cinta de terror de corte clásico basada en la novela homónima de Susan Hill, convertida en su día en obra de teatro, telefilme e, incluso, en serial radiofónico

Como película de género, La mujer de negro ofrece suficientes argumentos para resultar atractiva. Watkins sabe sugestionar con oficio al espectador con trucos y sustos efectivos, y juega bien las bazas de una oscura, brumosa y tradicional ambientación victoriana. No es difícil dejarse llevar y entrar en el juego que, sin grandes novedades, propone el director a lo largo de hora y media. Quizá el conjunto se resienta un poco por su falta de originalidad y las innecesarias dimensiones dramáticas que adquiere el guión a medida que avanza la trama. De todas formas se agradece que, de vez en cuando, alguno de esos fantasmas de toda la vida se decida a aparecerse nuevamente entre tanto zombi, exorcismo y psicópata sangriento.

Por su parte, un Daniel Radcliffe tan amenazado por la sombra de Harry Potter como por las del interior de la mansión en las que se desarrolla la historia, asume su condición de reclamo comercial en un papel que le exige nuevos retos interpretativos y excesivos esfuerzos por desprenderse de etiquetas que todavía pesan demasiado.

 

 

 


Fuente: Juan Xipell (www.taconline.net)