A lo largo de las últimas décadas, se ha prestado especial atención al estudio de las emociones. La creencia popular era pensar que cualquier persona podía lograr sus objetivos a través de la inteligencia racional; actualmente, se ha comprobado la gran importancia y repercusión que tiene la inteligencia emocional en la funcionalidad y adaptabilidad del individuo.

Durante la adolescencia, las emociones tienen un papel predominante en el desarrollo y la formación de la personalidad y, a su vez, el estar delante de la pantalla provoca la liberación del control que tienen las zonas prefrontales (la razón) sobre las amígdalas (la emoción). Es por ello que, concretamente las series de televisión que se consumen en esta etapa y las cuentas que se siguen en redes sociales, adquieren un peso esencial para el desarrollo de su inteligencia emocional. Estas impactan directamente en el saber manejar de manera adecuada todo tipo de emociones que se plantean en cada situación cotidiana.  

Autolesiones

Las autolesiones son todas aquellas lesiones provocadas deliberadamente en el propio cuerpo sin finalidad suicida, mayoritariamente en la piel.

Las  autolesiones  no  suicidas  (ANS)  son  una conducta que  desde la  psicología  no  son  nuevas, pero  en  los  últimos  años  han sufrido un notable aumento. Se dan en un 4% de la población general, especialmente en la época de la adolescencia, llegando al 14-15%. Las tasas son más elevadas si nos referimos a población psiquiátrica. Este comportamiento puede ser utilizado para aliviar dolores emocionales fuertes, ya que puede resultar más fácil controlar el dolor físico que el emocional y, por otro lado, la sensación de dolor físico produce temporalmente un alivio de distrés emocional.

Conducta autolesiva. ¿La fomentamos a través de la pantalla?

Algunos factores

Los factores precipitantes de este tipo de conducta son la exposición a experiencias traumáticas durante la infancia como bullying, embarazo no deseado, enfermedad física grave, divorcio de los padres, problemas familiares, abuso sexual, violencia doméstica, duelo, depresión, problemas económicos, ansiedad, aislamiento social, problemas en las relaciones sociales, suicidio o autolesiones de alguien cercano (este factor afecta más a los adolescentes), entre otros. El alcohol está presente en muchos de los períodos autolesivos, desinhibe y fomenta la conducta impulsiva.

Entre otros factores inherentes a la persona que también son de riesgo encontramos baja autoestima, imagen corporal pobre o distorsionada, sentimientos de rechazo por parte de los demás o de ser diferente, bajas habilidades sociales, diferencias culturales o raciales, mala adaptación al entorno, alto neuroticismo (como rasgo de personalidad) y presentar algún trastorno psicológico.

En lo referente al ámbito emocional y televisivo, las investigaciones que se han llevado a cabo refieren que se han incrementado considerablemente los estudios referentes a las emociones vinculadas a la televisión. Actualmente, no se concibe sin la inclusión de las emociones en la misma.

Buscamos referentes

Se ha recogido en diversas entrevistas realizadas a adolescentes la necesidad de buscar personajes que sean referentes para ellos e historias que representen sus vidas y se sientan identificados.

Por estas razones, con el objetivo de dirigirse a las problemáticas actuales de los adolescentes y conectar con sus emociones, las escenas en las que aparecen autolesiones y el suicidio, tanto de manera explícita como implícita, han ido aumentando en los últimos años.

Conducta autolesiva. ¿La fomentamos a través de la pantalla?

Una de las series que ha tenido gran éxito entre el público adolescente ha sido 13 Reasons Why. Tras el estreno de esta serie en los Estados Unidos, las búsquedas del término suicidio crecieron notablemente: las cifras se sitúan alrededor de un millón y medio más de lo normal.

Respecto a las redes sociales, hoy en día juegan un papel vital en uno de los procesos evolutivos más importantes, el cual permite sentirse aceptado por un grupo de iguales: la socialización.

El papel de las redes sociales

Las ANS, se reflejan también en redes sociales como Instagram o TikTok, donde muchos usuarios publican fotos explícitas de sí mismos hiriéndose. Los resultados señalan que los likes proporcionan en esta comunidad un refuerzo positivo, es decir, un apoyo social esencial para los y las jóvenes que se autolesionan.

Este hecho puede ser especialmente grave, pues puede ser un factor que fomenta las conductas autolesivas, así como la gravedad del tipo de autolesiones. Además, las investigaciones confirman que existen evidencias suficientes de significancia estadística entre las variables: autolesiones y adicción a redes sociales.

Estos datos se deben tener en cuenta en la intervención psicosocial y en la sensibilización por parte de las instituciones.

Se ha demostrado en distintos estudios que, tras la exposición a este tipo de contenido, adolescentes sanos realizaron más conductas de riesgo, era más probable que consumieran drogas, puntuaron más alto en las escalas de depresión y cometieron mayor número de autolesiones.

Del mismo modo, cuanta más publicidad se le da a un suicidio, el número de casos aumenta en el período posterior al primero, especialmente cuando se trata de una celebridad.

Esto se puede explicar por el famoso Efecto Werther. Numerosos estudios demuestran la veracidad y vigencia de este efecto sociológico, el cual hace referencia a la conducta mimética que se da tras la sobreexposición a la información concerniente al suicidio de una persona famosa o personaje público y que desencadena la imitación del mismo.

El Efecto Papageno

Sin embargo, el cine puede tener efectos muy beneficiosos en lo que a la prevención del suicidio y conductas parasuicidas se refiere gracias al Efecto Papageno, acuñado en honor al personaje de La flauta mágica de Mozart, que fue disuadido de suicidarse después de que tres niños le mostraran las otras alternativas que le ofrecía la vida.

Según el autor Niederkrotenthaler, la exposición a información sobre personas afectadas que han afrontado una situación de crisis de manera positiva y sin comportamientos suicidas, se relaciona con un descenso en las tasas de suicidio y ejerce un efecto protector.

Conducta autolesiva. ¿La fomentamos a través de la pantalla?

 

Por este motivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ofrece unas recomendaciones para informar de manera responsable y con el correcto manejo de la información en los medios de comunicación. Estas recomendaciones son:

  • Evitar la descripción detallada de métodos específicos.
  • Minimizar el sensacionalismo.
  • Proporcionar información sobre recursos de ayuda y prevención.

Desearía resaltar la última de las recomendaciones de la OMS. Es importante transmitir al adolescente opciones tanto ante las autolesiones como ante el suicidio. Existen numerosos servicios de salud mental y recursos de apoyo que es importante que sean conocidos, así como ejemplos de historias de personas con un resultado positivo a una crisis suicida.

La mayoría de los medios de comunicación y del contenido audiovisual que ofrecen las grandes plataformas no siguen las recomendaciones de la OMS a la hora de informar sobre un suicidio. En la gran mayoría de las noticias no se suministra información acerca de ayuda disponible ni se resaltan alternativas a esta práctica. Esto se puede deber a que informan de los sucesos de forma atrayente, explicando de manera morbosa dicha noticia para intentar llamar la atención del destinatario lo máximo posible.

La necesidad de compartir

A modo de conclusión me gustaría remarcar la importancia de facilitar momentos para expresar lo que cada uno siente, tanto en el entorno escolar como en el familiar.

El cine puede ser una herramienta muy poderosa para propiciar ciertas reflexiones y compartir con el resto de compañeros y adultos sus preocupaciones, aunque es importante no quedarse únicamente en hablar de estas emociones sino ir más allá.

Las investigaciones han demostrado que la mayoría de los adolescentes expuestos a situaciones altamente estresantes desarrollan un importante crecimiento psicosocial, aparece lo que denominamos: resiliencia.

Es por esto que el punto clave a la hora de reflexionar es centrarse en la necesidad de trabajar sobre la esperanza y las razones para vivir, focalizando el interés en aquellos aspectos positivos de su etapa vital y que deben ser visibilizados para contrarrestar los efectos negativos de situaciones adversas en esta etapa.

El apoyo social, relaciones interpersonales constructivas con los miembros de la familia, compañeros y maestros, el valor de la gratitud, la autoestima y la perseverancia ante la adversidad han mostrado ser factores protectores y producen efectos sinérgicos que promueven la percepción de que la vida tiene sentido.

Firma: Miriam Schirinzi

Psicóloga con enfoque integrador, con experiencia en el acompañamiento en cuidados paliativos e intervención psicológica en adultos e infanto-juvenil. Mi interés y trabajo actual se centran en promover el uso saludable de la tecnología, tanto en el ámbito escolar como en el familiar, y prevenir los riesgos de salud mental.

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