Un estudio europeo advierte del peligro de arrinconar la vida real. Los adolescentes que prefieren las relaciones online corren mayores riesgos en la red, destaca la investigación en la que ha participado la UPV/EHU.

Internet abre un mundo infinito de oportunidades, pero también de peligros en un solo clic, una doble cara que empieza a traer consecuencias entre el grupo más vulnerable de los internautas, los menores de edad, sobre todo cuando su uso se convierte en una práctica adictiva y sin una adecuada supervisión. Un estudio europeo en el que ha participado la UPV/EHU ha puesto cifras a una realidad sociológica que aflora entre la generación nacida ‘online’. Cerca de la mitad de los adolescentes de entre 11 y 16 años confiesa que les resulta más fácil ser ellos mismos en la red que en la vida ‘offline’, cuando están desconectados de la pantalla. Según los investigadores, aquellos que están «muy de acuerdo» con esta afirmación (un 12% del total de los 25.000 entrevistados) son también más proclives a tener dificultades para relacionarse con sus iguales y a tener conductas arriesgadas en internet.

Esta es la principal conclusión del nuevo informe de la red Europea de investigación EU Kids Online, que se publica con motivo del día de la seguridad en internet, que se celebra hoy para educar y sensibilizar a los internautas sobre los peligros que existen en el mundo virtual, al que cada vez se le dedican más horas. Según datos de Insafe, la organización europea que defiende un uso seguro de internet, los jóvenes internautas europeos juegan una media de ocho horas semanales, duermen 2 ó 3 horas menos diarias que hace 10 años, y los casi 600 millones de usuarios de la principal red social se pasan 700.000 millones de minutos mensuales conectados.

Esta sobreexposición a la red ha trastocado formas de ocio y hasta de personalidad, como la de aquellos que prefieren relacionarse a través de la pantalla, donde encuentran «un medio de escape o compensación» a las dificultades que se les asoman en la vida ‘offline’, subraya el estudio, coordinado por la London School of Economics and Political Science y desarrollado en España por investigadores de la UPV/EHU dirigidos por la profesora Maialen Garmendia dentro del marco del Safer Internet Programme de la Comisión Europea.

Estos mismos jóvenes también afirmaron haber corrido más riesgos en internet, tales como el envío de información personal a personas que no han conocido cara a cara o hacerse pasar por otra persona. Para Sonia Livinsgtone, directora del proyecto, «los niños pasan tiempo en internet por diversos motivos. Para muchos ofrece la oportunidad de expresarse y desarrollar amistades. Pero las oportunidades y los riesgos van de la mano: lo que para algunos niños puede ser divertido puede ser arriesgado para otros. Nuestra encuesta muestra que la mayoría de los jóvenes que usan internet tienen buenas relaciones con sus amigos ‘offline’ y corren pocos riesgos cuando usan internet. Pero parece que los niños que tienen dificultades con sus amistades en la escuela o en algún otro sitio tienden a correr mayores riesgos cuando están ‘online’. Por esta razón es especialmente importante que las familias hablen sobre los riesgos que pueden acarrear el chateo o el envío de información personal en internet».

Piden que se denuncie

Las cifras demuestran que el problema, de momento, está lejos de ser atajado. España es, junto a Bulgaria, el país de la Unión Europea en el que más abusos de información personal se producen en internet, según datos publicados ayer por la oficina comunitaria de estadística, Eurostat. Datos como el nombre, la dirección postal, el correo electrónico o vídeos subidos por el usuario o la red fueron aprovechados para otros fines por terceras personas en el 7% de los casos en España y Bulgaria, frente al 4% de media europea, durante los últimos doce meses.

Ante el aumento de ciberdelitos, las fuerzas de seguridad pidieron ayer a los jóvenes que denuncien si son víctimas de acoso sexual en la red ya que han detectado que la mayoría no lo hace y que hay un aumento de este tipo de extorsión que puede llegar a prolongarse durante meses e incluso años y causar graves traumas a los chavales.

Es una llamada de atención de los agentes que persiguen los delitos que afectan a los menores en internet y que están preocupados porque no se denuncia lo que se debería, con lo que permanece oculta la cifra de criminalidad de estos delitos. De esa carencia de denuncias da buena cuenta la denominada operación ‘Camaleón’, en la que una persona llegó a acosar a través de la red a 250 menores y sólo tres de ellos denunciaron.

RECOMENDACIONES

Para los padres: Hablar abiertamente con los hijos sobre el uso de internet y la importancia de hacerlo de forma segura; explicarles que no deben dar datos personales a gente que conozcan en chats, redes sociales y similares; preguntarles por las páginas webs que visitan, con quién hablan, sobre qué temas…; preguntarles por los datos que agregan a su cuenta de red social; enseñarles a responder a mensajes no intimidantes y a bloquear contactos molestos o aparentemente peligrosos; acordar unas normas de uso, porque es preferible que el ordenador esté en un lugar visible y que los menores no chateen a puerta cerrada; instalar antivirus y programas de navegación segura; no instalar cámaras web y si se hace, restringir su uso; hacer comprender a los menores que en caso de acoso no deben ocultarlo, sino pedir ayuda.

Para los menores: Ignorar el ‘spam’ y los mensajes de desconocidos o con contenidos violentos o incómodos; no dar datos personales ni familiares: nombres, dirección, teléfonos, claves o contraseñas de internet, números de tarjetas de crédito…; no enviar fotografías a desconocidos; no utilizar cámara web para chatear; no chatear con desconocidos; no identificarse con un nick o clave que dé cuenta de la edad o del año de nacimiento; en redes sociales, no aceptar como amigos a personas desconocidas; para tratar con personas a las que no se conoce directamente, utilizar cuentas de correo gratuitas; no concertar por internet citas con personas desconocidas; al menor indicio de acoso o propuesta sospechosa, decírselo a los padres, profesores o adultos de confianza.

Fuente:  Arantxa Aldaz (El Diario Vasco, 8-2-2011)