A Beca (Anna Kendrick) le cambia la vida por completo cuando llega a la universidad, aunque su forma de ver el mundo sigue igual: es alternativa, independiente y sólo es feliz cuando se pone los cascos y hace remezclas de canciones a modo de DJ. En su intento de integrarse socialmente se mete en un grupo de cantantes a capella que compite por ganar el festival internacional de grupos universitarios que se celebra cada año. El esfuerzo y el entrenamiento por conseguirlo le harán redescubrirse a sí misma y supondrá un antes y un después en su vida.

 

 

 

 

Director: Jason Moore

Intérpretes: Anna Kendrick, Brittany Snow, Rebel Wilson, Christopher Mintz-Plasse, Adam DeVine, Anna Camp

Guión: Kay Cannon, Jeffrey Roda

Duración: 112′

Género: Musical, Comedia

Estreno: 08/03/2013

Público: +12

Valoración: *

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 2

Acción: 0

Amor: 0

Violencia: 0

Sexo: 1

Crítica:

Dando la nota es el último intento de aguantar el éxito que en su día tuvo el género musical infantil con la explosión de High school musical. El marco sigue siendo el mismo, la universidad, aunque hay dos variaciones elementales: el estilo musical (a capella) y el tono del guión (pasando de la inocencia a la sensualidad sin freno).

La premisa original de la película es que los personajes cantan a capella, es decir, sin ningún acompañamiento instrumental. Esto podría hacer que el film tuviese un cierto realismo implícito, pero no deja de estar dirigida como si de un videoclip se tratase. De ahí que los números musicales no sorprendan ni aporten nada al espectador, que se queda con la sensación de haber visto esas actuaciones antes. Como musical no ofrece nada nuevo.

Si la escenografía no engancha, todavía quedan la esperanza de que los personajes salven el interés de la historia. Pero no. Todos ellos son estereotipos sin personalidad que se mueven en torno a un ideal de persona que busca el éxito a través de la superficialidad y la exaltación de la sensualidad. Ahí está otro de los problemas principales de Dando la nota: su tono. El escenario donde se mueven, la universidad, se nos presenta como un lugar en el que sólo triunfa el que es popular y sólo interesa el que es atractivo exteriormente.

La previsibilidad de la historia, las continuas referencias al sexo para intentar hacer gracia y la nula dimensión humana de los personajes convierten esta película en un sinsentido de casi dos horas.

 

 

Fuente: Joan de Santiago (www.taconline.net)