Amsterdam. “Estoy emocionado”, confesaba Buddy Elias, primo de Ana Frank de 88 años de edad y sucesor del padre de la chica en la Fundación Ana Frank de Basilea. “He visto muchas producciones sobre Ana Frank, pero esta es con mucho la mejor obra de teatro que se ha hecho. ¡Es tan importante seguir contando esta historia a la gente joven!”. La Fundación suiza había dado esta vez el encargo a dos escritores holandeses, Jessica Durlacher y Leon de Winter, un matrimonio hijos de víctimas del Holocausto. El objetivo era que hiciesen una obra basada en el diario destinada a las generaciones jóvenes.

El Teatro Amsterdam, construido especialmente para esta obra, estrenó Anne el pasado 8 de mayo. Un grupo de veintidós actores más la protagonista Rosa da Silva, holandesa de origen portugués, ambientados por efectos especiales fuera de lo común, han emocionado al público que abarrotaba la sala en esta primera representación. Gente de las letras, del espectáculo, políticos y hasta el rey Guillermo, esta vez sin Máxima. La prensa nacional ha reaccionado igualmente entusiasta.

 

La Fundación Anna Frank hizo el encargo a dos escritores holandeses, hijos de víctimas del Holocausto

Polémica por el marketing
El estreno de Anne fue precedido de una polémica sobre los recursos de marketing con los que se está promocionando la venta de entradas. El ticket se puede combinar con cenas de diferentes precios. Ronald Leopold, director de la Casa de Ana Frank, calificó de frivolidad que se combine la asistencia a la obra con un aperitivo y una copa de champagne, o una cena de lujo incluyendo los vinos adecuados al menú. “Esto no va con la terrible historia de la niña judía. Es como decir: hoy salimos a cenar a los campos de concentración”. En la misma línea se pronuncia en el diario Trouw, Ted Musaph, antiguo director del Museo Histórico Judío: “Me parece increíble que se ofrezca la asistencia a la función con una cena. En Bergen-Belzen no tenían qué llevarse a la boca, imagínate tres platos. La pieza tiene que adaptarse a lo que le ocurrió a la niña y no usar este tipo de marketing para conseguir que se llene el teatro”.

Buddy Elias no entiende nada de la polémica (es un modo de decir, porque no es la primera vez que la fundación de Suiza tiene desencuentros con la que gestiona la Casa de Ana Frank en Amsterdam). “Es ridículo –añade el primo y único superviviente de la familia–. La gente siempre saca a relucir estas cosas. Que vengan a ver la obra y ya está”.

La prensa holandesa ha reaccionado con entusiasmo ante la adaptación

Un diario de larga vida
Ana Frank escribió su famoso diario entre 1942 y 1944 desde su escondite en la casa de atrás, en Ámsterdam. Aquí vivía con sus padres, su hermana Margot, la familia Pels con su hijo Peter y un dentista de 44 años que tendrá que compartir habitación con Ana. El escondite estaba a la sombra de la torre de la Westerkerk, en el Prinsengracht, cuyo campanario irritaba a todos los inquilinos clandestinos menos a Ana. Un castaño, que crecía en un jardín lindante, le servía de anuncio del paso de las estaciones. Al cumplir trece años, Ana había recibido un cuaderno de cuadros rojo y negro que decidió utilizar como diario. Escribía como si fueran cartas a una amiga, introducía el relato con querida Kitty y confiaba a “su amiga” todo lo que le ocurría y sentía. Son confesiones de una adolescente que iba a vivir una situación muy excepcional.

Los Frank se habían mudado de Frankfort a Amsterdam. El 9 de julio de 1942, ante el peligro inminente, la familia se mudó al escondite. Como los judíos no podían utilizar los transportes públicos, caminaron desde su casa en el sur de Amsterdam al Prinsengracht. La familia fue delatada en 1944 y deportada a Auschwitz. Solo sobrevivió el padre, Otto Frank. Ana y Margot fueron deportadas a Bergen-Belzen donde morirían un año más tarde. Ana tenía 15 años.

El Diario fue rescatado por Miep Gies, una amiga de Ana que trabajaba en la oficina del edificio donde estaban escondidos. Otto Frank lo publicó, censurando algunos pasajes, en 1950. En 1986, el Instituto holandés para la Documentación de la Guerra publicó una edición crítica que recuperaba los pensamientos censurados por el padre y algunas hojas inéditas.

La primera adaptación del diario tuvo lugar en los años 50 del siglo pasado. Frances Goodrich y Albert Hackett escribieron una obra de teatro que se estrenó en Nueva York en 1955 y tuvo gran éxito. Más tarde se hizo una película en Hollywood.

Un teatro para una obra
El Teatro Amsterdam dispone de un podio semicircular. En el centro, tiene lugar la acción; a ambos lados hay pantallas gigantes donde van pasando fragmentos del diario, documentales del Holocausto o escenas de persecución a judíos en la ciudad de Amsterdam. Estas imágenes, junto con la música, refuerzan el impacto de la obra, que no pierde en intimidad a pesar de esta escenografía tan espectacular.

La mayor parte de las dos horas y media que dura la obra tiene lugar en las habitaciones del escondite. Entre la tensión de los habitantes, que bien se pelean por motivos nimios o bien pasan por momentos de exaltación, se va perfilando el comportamiento de una Ana rebelde, asfixiada por los adultos que la rodean, por el mal entendimiento con su madre, el gran amor a su padre, el despertar del amor a Peter y el sueño de publicar su diario algún día. Termina la obra con un epílogo esperanzador, en el que Ana resume sus sentimientos durante la guerra con frases inacabadas. Sobre el podio queda enfocado el diario, como lo que será un mensaje de paz y libertad.

Anne no irá en gira, sino que se representará continuamente en este teatro, para el público internacional que visita la Casa de Ana Frank en Amsterdam. Está previsto que pueda bajarse el texto a una aplicación y seguirlo en traducción simultánea en su propio idioma. En primera instancia, en inglés, francés, alemán, español, ruso, o chino, a los que seguirán otros idiomas. Nada excepcional si se piensa que elDiario de Ana Frank es el libro más traducido después de la Biblia. Y se cumplirá el deseo expresado por el último superviviente: “¡Es tan importante seguir contando esta historia a la gente joven!”. La obra, sin traicionar la realidad ni perder dramatismo, quizá haciendo uso de licencias poéticas, transmite un mensaje positivo.

Fuente: Carmen Montón (www.icmedianet.org)