Greenland. El último refugio (2020)

Apocalipsis ahora

Pese a que el título original, Greenland, hace referencia a Groenlandia, lo que se explica después, la acción comienza en Atlanta (Georgia), donde el ingeniero estructural John Garrity trata de recuperar a su familia, ya que su esposa, Allison, le ha pedido la separación, pues ha cometido un terrible error. Así que acude a su casa para celebrar el cumpleaños de Nathan, su hijo diabético de corta edad, que sigue con pasión la noticia de que el extraño cometa Clarke se aproxima hacia la Tierra, si bien en principio no supone un peligro, según los científicos. Mientras está en el supermercado con el pequeño, para comprar algunos artículos que faltan para la fiesta, John recibe en su móvil una alerta presidencial: ha sido seleccionado para tomar un vuelo que saldrá en 48 horas, y le llevará con Allison y Nathan a un lugar seguro.

Tras Objetivo: Washington D.C. el realizador Ric Roman Waugh, que antes fue especialista para escenas de acción, vuelve a dirigir un film protagonizado por Gerard Butler, pero muy distinto. Parece que se ha tomado como modelo el cine catastrofista de Roland Emmerich, en concreto la trama guarda muchas similitudes con su film 2012, donde también diversos privilegiados han logrado plaza en un lugar seguro para resguardarse de un desastre inminente. Pero trae a la memoria también otros títulos como Deep Impact, en la que otro cometa chocaba contra nuestro planeta, y se pueden extraer paralelismos bíblicos con el Pueblo Elegido por Dios, al estilo de Encuentros en la Tercera fase, pero no tan bien resueltos; se nota que el tal Waugh no tiene el talento de Steven Spielberg ni de lejos.

De todo esto se puede colegir que la originalidad no supone el punto más sólido del largometraje. Pero el director logra un trabajo digno, que aprovecha un guión bien compuesto por Chris Sparling, que demostró su valía como autor de Buried (Enterrado), que hace hincapié en la importancia de la unidad familiar, y se toma su tiempo en retratar a los personajes, por lo que el espectador se implica en la trama. Se estrena en cines tras la pandemia del coronavirus, lo que provoca que el público se implique más en diversas situaciones, por ejemplo con los gestos de solidaridad de algún soldado o profesional sanitario.

Como cabe suponer, se cuenta con extraordinarios efectos visuales de última generación. Por suerte, éstos se usan con cabeza, sin abusar. Ni Gerard Butler ni Morena Baccarin realizan trabajos dignos de premio, pero no desentonan, y se benefician de tener al lado al expresivo niño Roger Dale Floyd. En el reparto destaca el veterano Scott Glenn, en la piel del abuelo, un viudo creyente al que imprime una gran humanidad.