El ángel de la muerte (2022)

Cuidados y descuidos intensivos

Año 2003. Amy Loughren, madre soltera de dos niñas, trabaja con gran dedicación como enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos en el Parkfield Memorial Hospital, en Nueva Jersey. Le acaban de detectar una miocardiopatía, pero como hasta dentro de unos meses no quedará cubierta por un seguro médico laboral, no comenta nada en el trabajo, aguanta el tipo. En esta tesitura, se incorpora al centro para trabajar en el turno de noche Charles Cullen, con el que enseguida empatiza. Está separado y también tiene dos hijas, y se muestra tierno y atento en el trabajo, ayudando a no delatarla cuando se entera de su dolencia; también se ven fuera del hospital, y las niñas de ella le adoran. En un turno de ambos, muere una de sus pacientes, y varias semanas después la policía investiga los hechos, podría haber habido mala praxis en el suministro de la medicación o los sueros. Pero los detectives Dan Baldwin y Tim Braun encuentran poca cooperación por parte de los gerentes del hospital, que quieren cubrirse las espaldas ante cualquier posible irregularidad. Otros casos dudosos de muertes de pacientes parecen indicar que podría estar operando un asesino en serie.

Impactante thriller basado en hechos reales, que documentó en un libro Charles Graeber, que tiene otros textos sobre cuestiones médicas. Lo ha convertido en guión Krysty Wilson-Cairns, autora de los libretos de los excelentes filmes 1917 y Última noche en el Soho, y que aquí sabe estructurar bien la historia, introduciendo bien pequeños detalles como el de sugerir cómo se podían obtener sin llamar la atención determinados medicamentos que podían ser letales. Mientras que detrás de la cámara está el danés Tobias Lindholm, guionista habitual de su compatriota Thomas Vinterberg, aunque ha dirigido sus propios filmes y series, como Una guerra y The Investigation (El caso del submarino). No es su primer trabajo rodado en inglés, pues antes había participado en la serie Mindhunter, también sobre investigadores policiales y asesinos en serie. En cualquier caso es una estupenda muestra del cine que puede ofrecer Hollywood, en su vertiente más clásica, con dos grandes actores oscarizados al frente del reparto, Jessica Chastain y Eddie Redmayne, que lo hacen francamente bien.

Aunque el caso que aborda el film fue muy mediático en Estados Unidos, pienso que muchos espectadores lo desconocerán por completo, y por ello tampoco conviene ir mucho más allá en la descripción de la trama, o responder a “quién lo hizo”, algo que tenemos claro ya avanzado el metraje. Así que nos quedamos en que Lindholm hace un buen trabajo como director, manejando con pulso excelente –por primera vez, salvo error– un guión ajeno, y creando tensión en los momentos adecuados, máxima en una escena concreta, sobria y brillante, en que se ha producido una inesperada crisis. Además no sólo estamos ante un thriller, sino que se nos ofrece una mirada de lo mejor y lo peor del oficio de la enfermería, que puede ejercerse con humanidad, u obedecer a otros propósitos; y se critica la gestión hospitalaria que, temerosa de pleitos o mala prensa, no es capaz de tomar el toro por los cuernos de los errores en la contratación, aunque sea al precio de ver recortada la cuenta de resultados.

Es evidente que se ha procedido a un proceso de simplificación a la hora de mostrar los hechos –quizá en tal sentido sorprende un poco la ausencia de médicos en la narración–, y que se ha decidido dar más peso al personaje de Amy, aunque el de Charles tiene, también, gran entidad; mientras que más secundarios, pero importantes, serían los roles de la directora y el abogado del hospital, y los de los dos policías, bien dibujados; y aún siendo papeles aún menores, se pinta bien a las niñas, al fiscal y su ayudante, o a otra enfermera.