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La semana pasada se lanzó en Europa y EE.UU. la nueva Xbox One. Su competidora, la PS4, llega esta semana a las tiendas europeas pero en el continente americano suma ya semana y media a la venta.

Sólo he podido probar las dos brevemente -no tengo todavía ninguna en casa- pero el resumen es fácil de hacer. La Playstation 4 parte con la ventaja del precio y teóricamente, un pellizco más de potencia bruta (que no significa mucho en términos reales, depende mucho de lo que los estudios sepan hacer con ella). La Xbox One se aleja del juego puro y duro para integrarse además con la experiencia televisiva y aunque es un poco más cara incluye Kinect, con cámara integrada.

Las dos son grandes máquinas con mucho potencial y aunque partieron con políticas muy diferentes respecto a uso de juegos de segunda mano, retrocompatibilidad, conexión a Internet durante el juego, etc… al final han llegado al mercado muy igualadas en todos estos aspectos. No, ninguna es retrocompatible. Sí, en ambas se puede jugar con juegos de segunda mano.

Pero como señala P. Roberto J. en Xataka esta generación no deja el mismo sabor que tuvimos con el salto de Xbox a Xbox 360 o de Playstation 2 a Playstation 3. Las diferencias gráficas existen pero no son tan grandes. Parte de la culpa la tiene un catálogo de lanzamiento bastante soso en las dos máquinas, con apenas un puñado de juegos. Es bastante común que los primeros títulos de las nuevas máquinas no expriman a fondo todas las posibilidades, así que no es un juicio definitivo, peroacostumbrados a dispositivos que doblan la potencia gráfica cada años (móviles y tabletas) este salto parece demasiado corto.

¿Donde se han centrado los esfuerzos, entonces? Hay bastante experimento, sobre todo en lo que atañe al uso de «segundas pantallas». Los desarrolladores de PS4 podrán integrar el uso de la consola portátil PS Vita en sus juegos. Xbox apuesta por transformar tabletas y teléfonos en dispositivos complementarios a la acción de la pantalla. Es interesante pero por ahora los ejemplos son pocos y tímidos.

Ambas se han volcado en el juego online y el componente social, con la opción de retransmitir partidas y por supuesto descargar los juegos sin tener que depender de discos físicos, algo que se había ensayado con poco entusiasmo en la anterior generación. Todo esto trae toda una serie de nuevas complicaciones asociadas (juegos en disco y juegos descargados no tienen los mismos «derechos», no siempre es fácil compartirlos, etc…) pero empieza a verse claramente que este es el enfoque de Ps4 y Xbox One, como la alta definición fue el de sus antecesoras.

Fuente: Ángel Jiménez de Luis ( www.elmundo.es)